sábado, 15 de noviembre de 2008

la brevedad es la hermana del talento

LA BREVEDAD ES LA HERMANA DEL TALENTO


CLAUDIO MONGE



Don Jorge Porras Ugalde, pensador de pluma liviana y diáfana, nos brinda a los lectores la grata oportunidad de leer sus reflexiones, y a la vez, de leernos en ellas. Y de verdad que lo logra con transparencia y dimensión. Su trabajo es didáctico aunque él no se lo haya propuesto, es educativo inevitablemente y es pedagógicamente irreverente. ¿ Por qué ? Porque con claridad meridiana de verano, nos lanza un conjunto de ideas – bomba, capaces de “terremotearnos” o estremecernos. Esa es una de las grandes fortalezas de esta breve obra del pensador que se revela en don Jorge. Y es bueno y justo destacarlo, porque de la aparente sencillez literaria intrínseca y de la estructura económica del lenguaje de las que hace gala el autor de estos “ENSAYOS FILOSÓFICOS”, se desprende un bagaje cultural sólido y consolidado.

Afirmaba el gran escritor ruso y médico cirujano, Antón Páblovich Chéjov, que “LA BREVEDAD ES LA HERMANA DEL TALENTO”, y a todas luces de la lectura de la obra de don Jorge, se concluye que esta famosa expresión del Maestro ruso del relato corto, es perfectamente aplicable a esta propuesta literaria y filosófica del autor. Estos ensayos son directos y precisos, escritos sin ambages y sin rodeos. Dicen lo que deben decir sin importar las reacciones que susciten en los lectores. Pensaba decir que son flechas directas, pero sería mejor afirmar que son dardos precisos: no desperdician el aire arrastrando una larga cola; van directo al blanco y por ello dan en el centro. Sin duda este escritor es chejoviano.

Se nos revela en sus ensayos como conocedor del oficio de pensar y como perito en el manejo del idioma: lo que economiza en palabras y frases lo desparrama en ideas – bomba que a ratos conmueven y a ratos tranquilizan. Es como el trabajo de uno de esos artistas plásticos orientales que son capaces de reflejar un paisaje completo sobre un grano de arroz. Le permite al lector atreverse a ir más allá y desafiarse a sí mismo retándose a pensar y a opinar.

Aborda los temas con precisión y con sapiencia, desde el terrible flagelo de las drogas comunes y corrientes, hasta el peligro de confundir a Dios con la religión o al BIEN COMÚN con el sentido común.

El autor nos da en bandeja un trabajo polémico y retador; valiente. Metafóricamente, podríamos afirmar que cada uno de los 21 ensayos son propulsores para saltar, no al vacío, sino a otros estadios de la reflexión. El lector, casi sin notarlo, al finalizar su lectura de cada ensayo, es “víctima” de una distracción - embeleso provocada por el reto que lanza la precisión lingüística de cada escrito y a la vez, la amplitud reflexiva que desata:¡ Nos quedamos pensando largo rato antes de emprender la lectura del siguiente trabajo! Nos “distraemos” pensando en lo propuesto o lo despellejado. Cada ensayo de don Jorge es un mundo, y antes de recorrer el siguiente, es necesario haber salido del anterior sin deudas de reflexión.

Se ha asegurado que el ensayo es la ciencia sin la prueba, y que además, en cada ensayo se refleja un alto grado de subjetividad. Don Jorge Porras lo practica y lo reconoce desde los primeros párrafos de su libro, por eso el peso de la obra, siendo suculento, es así mismo llevadero en la medida que los axiomas que escudriña son andamios para cruzar de un edificio de ideas a otros: ¡El único peligro es caer al abismo de la luz donde muere la indiferencia! Y digo peligro porque pensar es peligroso y conlleva riesgos muy elevados. Uno de ellos es hacer que los demás por fin piensen, con lo que se socava el pedestal de los mediocres que nos han gobernado muchas veces, nos han sermoneado cada domingo, nos han embobado con futbol malísimo o nos han engañado con la demagógica proclama de dar al pueblo un sistema educativo liberador, cuando los productos que se ven y escuchan por doquier nos dicen todo lo contrario.

Brindo a don Jorge Porras Ugalde, desde esta provincia herediana de maestros pensadores y escritores, una ovación sincera y un agradecimiento por contribuir al ejercicio del pensamiento de los lectores…¡¡¡COSA QUE LE AGRADARÁ A LA PATRIA, PERO QUE LE DISGUSTARÁ A LOS MEDIOCRES QUE HAN APRISIONADO LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y A LOS FLOJOS QUE HAN CASTRADO NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO!!!


CLAUDIO MONGE
SAN ISIDRO DE HEREDIA, AGOSTO DE 2008.

EL RELOJERO DEL SUR

EL RELOJERO DEL SUR

CLAUDIO MONGE PEREIRA


De la manera tan natural que papá aceptaba el fin de las cosas y de los procesos, un buen día aceptó que ya sus años y sus crujidos no le permitían continuar siendo zapatero, por eso, ordenadamente guardó sus viejas y originales herramientas después de limpiarlas. Papá las limpiaba cada día después de su jornada, pero esta vez yo percibí algo más en sus ojos y en sus movimientos: en verdad las acariciaba como sólo se hace ante las despedidas definitivas.

Recuerdo cuando él me contó cómo las adquirió. Yo era aún escolar y amaba mirarlo desatando sus destrezas con ellas. Para mí él jugaba y se divertía haciendo maravillas con el cuero. Papá no deseó que nosotros fuésemos zapateros, pero cuando uno lo miraba trabajando notaba el amor que ponía en su labor. Él quiso que fuéramos profesionales y por ello sólo manipulábamos las herramientas cuando salía a su recreo cotidiano al billar de la Cañada, o al negocio de su amigo de juventud Paúl; allá al costado Norte del Mercado Central…casi llegando a la esquina NE.

Habrá mucho qué escribir acerca de lo que significó la zapatería de papá para nuestras vidas, y esa tarea me la prometo para uno de estos días, cuando ya ese oficio casi fue desaparecido por el gran capital y el mercado; avasalladores de toda dignidad humana.

Lo cierto es que mi viejo empacó sus herramientas y las guardó en un cajón que él mismo manufacturó, porque además papá le hacía a casi todos los oficios artesanales: ebanistería, carpintería, fontanería, electricidad, albañilería, pintor de brocha gorda y todo oficio útil para la vida de la sociedad. En nuestra casa si que jamás se necesitó un marido de alquiler: cuando “maguiver” apenitas iba, ya mi viejo venía de regreso. Andaba ya por los setenta años y aquellos martillazos sobre la vieja pata alemana de hierro, le estremecían su noble corazón y le maltrataban probablemente los muslos que otrora fueran vigorosos. Desde sus catorce años había sido zapatero. Atrás quedaban 56 años de oficio ejercido con nobleza y honestidad para los demás. Durante más de medio siglo reparó con amor lo que otros destrozaron. En ese tiempo, entre martillazo y cuchillo curvo sobre las suelas, nacimos sus once hijos.

Al día siguiente papá salió temprano de casa y regresó hacia el medio día cargando una bolsa de manigueta; aquellas bellas bolsas amigables con el medio ambiente y con nuestro estómago. Pero en esa ocasión papá no sacó tosteles ni maní ni nada de sus mágicos fondos. No sacó nada y sólo la guardó. Por la tarde dispuso sus herramientas caseras de hacedor y construyó una mesita muy corronga, toda bonita ella, pero muy diferente a las mesas que él mismo hacía para su oficio de zapatero: era más alta y tenía una especie de barreritas al frente y a los lados. Se construyó un banco más alto de lo habitual, todo de madera y no como los de zapatería, cuyo asiento era de cuero completo o de cuero en fajas trenzadas como en un pastel. Colocó una bombilla colgando del cielorraso, cuya luz cayera directamente sobre la mesita y no se desperdiciara nada. Además, a un lado, dispuso un estuche de lona caqui amarrado con cordones verde musgo y tres lupas de distinto tamaño. Papá iniciaba así una nueva etapa en su vida…la última batalla de un obrero.

Nuestra casa era pequeña, construida por el INVU cuando esa institución todavía tenía un estatuto de dignidad; era pequeña porque nosotros éramos muchos. Entonces todo se escuchaba de tabique por medio, por eso la noche de ese día, yo oí cómo papá descargaba el misterioso cargamento de la bolsa de manigueta sobre la mesita corronga. Me dormí soñando qué sorpresa tenía mi viejo para la mañana siguiente.

Eran relojes. Muchos relojes de todos los tamaños. Brazaletes de metal y de cuero. Sin brazalete. Color oro y color plata. Caminando y detenidos. Gordos y delgados. Grandes y chiquitos. Redondos, cuadrados y rectangulares. Relojes y más relojes…¡Muchos relojes! Los había comprado “de a puño” en el refuego, allá por la vieja cocacola, donde casi todo era posible.

También tenía lentes y varios monóculos de aluminio y de plástico, pinzas diversas, desarmadores chirrisquitos, unos martillitos de ensueño, alicates de punta, un cuchumbito de aceite y otras corronguras. Siguiendo su acostumbrado estilo de hombre muy ordenado y pulcro, todo lo tenía dispuesto sobre una franela blanca.

Pasó varios días como chiquillo con juguetes nuevos, armando y desarmando relojes, aprendiendo a sostener el monóculo con los músculos de sus párpados y sus cejas. Y se hizo relojero, el relojero del Sur…de los Barrios del Sur quiero decir: la Kennedy, la López Mateos, Paso Ancho, Luna Park, Sagrada Familia, la Quince, Hatillo Uno, la Verbena y hasta del recién fundado Aguantafilo. Ese era mi Viejo ahora. Un relojero a los setenta años y hasta que murió. Aprendió bien su oficio y lo disfrutó, y con él, un nuevo metalenguaje intrínseco a los relojeros del mundo. Y lo hablaba como el campesino desplazado que aprende el lenguaje extranjero de la ciudad; pero sólo al principio, porque luego amplió su vocabulario hasta el grado de ser un habitante más de las esferas del tiempo.

Su fama se extendió por esos barrios y la gente lo buscaba para que les repara sus relojes: papa era ahora un relojero reparador. Y lo hacía muy bien y con pericia. Sus ancestrales hábitos de habitante respetuoso del planeta y del Universo, le permitían ver la utilidad de todas las cosas, por ello era un excelente reparador. Es decir, un magnífico caballero de la Naturaleza y de la Sociedad; o sea, de la Humanidad.

A la par del nombre de Paúl que ya escuchábamos de vez en cuando, comenzamos a escuchar otro que mi Viejo pronunciaba con mucho respeto: don Julio Fernández. Y así, humilde como era, papá dejaba que se viera una especie de orgullo en él cuando decía que venía de la Relojería de don Julio Fernández. Don Julio me dijo. Don Julio dijo. Don Julio me recomendó. Esta revista me la dio don Julio. Don Julio Fernández ya era como un habitante más de nuestro reducido mundo de familia de la clase trabajadora.

Al tiempo papá vendía relojes nuevos a pagos y yo sentía que mi Viejito progresaba aún a esa edad. Ya casi se arrimaba a los ochenta. Nunca le pregunté cómo hizo para prosperar porque él siempre fue revolucionario, de los que miran sólo para arriba y hacia delante. Lo cierto es que hasta se compró un carro nuevo a medias con uno de sus yernos y viajaron a Panamá varias veces a comprar mercadería. Un día se cansó y le dejó el negocio a mi cuñado. Poco después murió, después de pronunciar mi nombre y decirle a mamá: “¡Dora…yo creo que hasta aquí!” Le agarró la mano a mamá, se la besó, cerró sus ojos negros y se fue.

Hoy me senté a escribir estas notas como quien no quiere la cosa, motivado por un mensaje de correo electrónico, firmado por doña Flora Fernández. Ella me envía una copia de la entrevista que le hizo un periodista de la Nazi, en la cual describe parte de su Historia Familiar. Desde que nos juntamos a soñar que podemos derrotar al neoliberalismo salvaje y seco, recibo muchos mensajes por ese medio. Muchos son de doña Flora, a quien no tengo el honor de conocer. La he leído muchas veces y reenvío sus atinados mensajes a mis amigos y familiares. La he leído como hoy, sólo que hoy fue diferente, porque hizo que este Corazón que sigue clamando No a la venta de mi Patria, hiciera puchitos de sollozos al recordarme a mi Viejo. Me imaginaba al abuelo de doña Flora allá por la iglesia de la Soledad y miraba otra vez a mi Viejo con su bolsa de manigueta repleta de cuerpecitos de tiempo y de esperanzas. Llenita de sueños como a él le gustaba. Sólo que don Julio abuelo apenas comenzaba a vivir y mi padre ya iniciaba su regreso al Mundo de la Justicia.

¡Gracias doña Flora Fernández! Ahora estoy seguro de que su padre y el mío fueron amigos. Ahora tengo la certeza, después de saborear su entrevista, que don Julio Fernández le tendió su mano solidaria y noble a mi papá; a mi amado Viejo…al Relojero del Sur.


San Isidro de Heredia, 7 de junio de 2008-06-07
Casa MONHER.

FIDEL, Y LA MATEMÁTICA SIN NÚMEROS

sábado 15 de noviembre de 2008

Guillermo Guzmán
(desde Venezuela, especial para ARGENPRESS CULTURAL)
Nunca he sido ni he de ser capaz de tratar apropiadamente todas las aristas de un tema. Sí estimo que el todo es más que la suma de las partes -como suele decir la gente por ahí-siento entrar en el terreno de la filosofía, así que reculo, obvio, es que tampoco me gusta tocar una tecla y otra tecla y no poder hilvanar una melodía pero, ¡qué carajo!-para luego es tarde- hablaré de Fidel, o, mejor decir, intentaré hablar acerca de Fidel, pese a que, hacerlo sin las apropiadas competencias lingüísticas, es como una temeridad insensata -valga la hipérbole- a menos que consulte a Noam Chomsky, es decir, ¡a Chomsky!; pero, no, “Chomsky debe estar muy ocupado ahora”, y mucho menos me atendería, de él saber quien soy yo.La capacidad de comprender cantidades infinitamente grandes o infinitamente pequeñas, requiere del establecimiento de relaciones entre el pensamiento, la imaginación y la memoria, y del ejercicio de percepciones muy complejas.Uno a uno somos diferentes. La calidad y la cantidad de nuestros conocimientos acerca de las realidades que nos rodean, son distintas y, ese desequilibrio es una especie de energía que nos empuja hacia el acercamiento y/o hacia la confrontación. Ello es parte de nuestros enfoques acerca de la paz y acerca de la guerra.Las energías que nos impulsan hacia uno u otro lado se enriquecen, para bien o para mal, con el conocimiento que tengamos acerca de nuestra realidad, lo que puede desembocar en la posibilidad de vivir en paz-efectivamente-o en guerra.Pero, lamentablemente, las decisiones de hombres insensatos quienes ostentan posiciones de poder bélico, arrastran a millones y, en particular, a niños y a ancianos quienes no pueden decidir su propio destino.Subsistir -una conducta primitivamente lógica, considerada desde la perspectiva histórica, y desde luego, anterior a las consideraciones de Charles Darwin- no pudo partir de talentos matemáticos porque, para entonces, obviamente, la Matemática no se había inventado pero, es de suponer que el hombre primitivo ya calculaba de manera intuitiva y, además, los procesos verbales han debido ser tan incipientes y rudimentarios como escasa es hoy, la compasión de los gobernantes guerreristas.Por otra parte, las incidencias de mensajes religiosos que no están al día sino, fondeados en el pasado funesto de la inquisición medieval y, por supuesto, aferrados al más pernicioso dogmatismo, impactan de manera incesante a la cultura humana y le impiden avanzar hacia modernas formas de coexistencia como el socialismo bolivariano, universal por excelencia.La plenitud de la conciencia ha de corresponder al ámbito de la Matemática sin números porque el conocimiento profundo se nutre de percepciones objetivas pero, además, de percepciones extrasensoriales.Antes y después de cada percepción puede darse un proceso lógico pero, la percepción puede no estar entre procesos lógicos, no obstante, se presenta y resulta válida y además, trascendente.El conocimiento no es sólo lo que se expresa sino, además, lo que no se expresa. Fidel expresa lo que debe expresar y se guarda lo que debe guardar, darle armas al enemigo es una grave falta de conocimiento.Inclusive, la capacidad de acceder al conocimiento matemáticamente valedero, requiere de momentos precisos porque, si vas a algo antes o después de que puedas aprehenderlo, tendrías que resolver problemas adicionales y, es en el caso de los pueblos sometidos y esclavizados por parte de los poderosos, algo que debes intentar resolver, inventando estrategias de participación, de ahí, la democracia participativa.Sabemos -como todo el mundo lo sabe- que el origen exacto de cada cuestión suele ser, un dato que falta, lo que nos obliga a trabajar sobre esquemas y, la unívoca característica del esquema es, ser incompleto.Si la humanidad ha vivido hasta el sol de hoy, pero, especialmente, a partir de la insurgencia del capitalismo, en una guerra permanente con escasos momentos de paz, entre otras causas, puede haber influido la falta de conciencia respecto de una propuesta universal de humanismo, no del humanismo burgués sino del humanismo revolucionario porque para quienes militen a favor del humanismo revolucionario, nada en la Naturaleza parece estar aisladamente, aparte de que nuestros conocimientos al respecto, provienen de muy diversas fuentes, algunas apropiadas y otras, deliberadamente torcidas.No saber cuanto conocer el mundo, es lo de menos. Para un hombre, si sabe donde está parado y además no se desentiende de lo que pasa a su alrededor, esto le permite orientarse en una dirección especial: el conocimiento.La inteligencia humana tiene factores generales que nos competen a todos. Esos factores no están siendo abordados sino, contrariamente, manejados para llevarnos a la confrontación y, Fidel lo viene diciendo de una u otra manera, a través de sus reflexiones.La información es una peligrosa arma de guerra si está manipulada, los grandes medios de difusión de informaciones están globalizados bajo un solo patrón: mentir, mentir y mentir. Para nada, la ética tiene que ver con lo que se difunde a los pueblos, sólo es cuestión de taquilla y nada más.Pero, mientras todo esto sucede, nosotros los venezolanos vemos a Fidel a cada rato, transformado en frascos de medicamentos, en médicos que andan por ahí curando al pueblo, lo vemos en los bombillos ahorradores de energía eléctrica, en monturas de lentes, en operaciones quirúrgicas de alta tecnología capaces de devolver la vista a los más pobres e inclusive, a los no tan pobres, en computadoras capaces de sistematizar los síntomas de determinadas enfermedades, en muchas cuestiones pero, una de las más impactantes formas a través de las cuales uno puede ver a Fidel es mediante sus reflexiones cargadas de vaticinios y de esperanzas respecto al porvenir del socialismo.Pudiese pensarse que Fidel ya no está en el poder pero, tal vez suceda que él haya pasado a otra forma de poder muy superior, a la que sólo llegan los hombres verdaderos, tanto que nadie pueda destronarlo, me refiero al cariñito del pueblo, un lugar sagrado al que, de uno llegar ya no puede echase pa`tras, y es que el Universo tiene un centro tal como lo tienen todas las cosas, la rueda, no podría girar con armonía sin un centro al cual referirse, las hormigas van y vienen a buscar su comida respecto de un centro de operaciones, igual que lo hacen las abejas, y el obrero que va todos los días al trabajo y regresa a su casa a descansar. El centro respecto al cual gira la vida de un revolucionario verdadero no es otro que el cariñito del pueblo trabajador.Total, que de lo que se trata es de la naturaleza del centro, si éste cumple o no sus funciones y, el sentido de descentralizar lo que debe tener un centro para que pueda funcionar, está asociado con el caos, con el desorden, con la ineficacia y con la destrucción.El imperialismo se desvela por matar a Fidel de alguna u otra forma. Físicamente ya no podrán hacerlo, así que tratarán de matarlo de otra forma y tampoco podrán pero, mientras haya en el Hemisferio un solo niño que desconozca quien es Fidel, la tarea no será nada fácil.El Gringo trata de destruir el centro de toda actividad constructiva en cada uno de nuestros países.Quieren matar no sólo a Fidel sino, a Chávez porque Chávez es el centro aparente de nuestra acción política acá en Venezuela. Quieren matar a Evo, a Correa y, a Ortega -por iguales razones-. A Cristina no pero, sí pretenden arrodillarla y torcerle el brazo. A la Bachelet, ni con el pétalo de una flor -Bachelet es una simple muñequita con hilos que es movida desde El Pentágono y desde el Departamento de Estado, con gran delicadeza para no remover las huellas de Pinochet-. Y, Lula no tiene carácter suficiente para hacer una revolución en Brasil.Pero, ante todo, el gran centro es el corazón del pueblo trabajador, que determina con su esfuerzo infinito la correlación de todos los factores de la producción. Y, el gringo ataca ese centro de manera incesante y deliberada, con el arma de la ignorancia.Lo primero que hizo el gringo antes de atacar a Irak, fue un embargo de alimentos y de medicinas. En consecuencia, lo primero que deben hacer nuestros países, es asegurar la producción de alimentos y de medicinas. Lo primero que hizo Fidel luego del triunfo de la revolución fue asegurar-tengo entendido- el suministro de leche para los niños menores de catorce años.Fidel es Fidel pero, a cada pasito del tiempo más parece él, estar por ser Fidel. Y es que nada se mantiene como primitivamente era, por fortuna o por desgracia los seres humanos siempre estamos entre límites muchos de los cuales deben ser traspasados audazmente y con inteligencia; los límites que tratan de cercar la conciencia popular y confinarla a la esclavitud de la producción capitalista son, por excelencia, objetivos de todo proceso verdaderamente liberador, para ser derribados. El analfabetismo es tan pernicioso como el academicismo encopetado y opresor. La ignorancia y el conocimiento pueden ser la misma cosa si éste no está al servicio de la sociedad, si no está en función de un planteamiento ético válido.La ética de la burguesía es una y la ética revolucionaria es otra. Lo que es válido para un sinvergüenza no puede serlo para nosotros, así de sencillo; decidir entre el sí y el no puede ser un dilema para algunos agazapados dilemáticos a la hora de la chiquita, así que en la medida en que podamos contribuir a elevar el nivel de conciencia de cada persona, estaremos en el camino verdadero.Cuba ha sido sometida a dura prueba y ha resistido con estoicismo porque ha estado en el camino verdadero, otros se habrían rajado, Cuba no se raja, hay que volver los ojos hacia Cuba, para vernos en ese espejo de dignidad y coraje.Fidel tiene mucho que ver con la moral de Cuba. Hay quienes se distraen considerando que Fidel es el centro y, no lo es, el centro de Cuba es el corazón del pueblo cubano pero Fidel es un hilo conductor como lo es Chávez acá, o como Evo, Daniel y Correa en otros lugares de nuestra Patria Grande. Así que la manía del gringo, de intentar destruir el centro, seguirá fracasando.Fidel es un “Boxeador inteligente” que sabe usar sus añagazas de manera estupenda, usa la matemática sin números magistralmente cuando, más que reflexiones hace sentencias acerca del destino de la humanidad. Es que ante un enemigo peligroso y prepotente como los gobiernos de USA, esgrimir la moral y la inteligencia en su más alto nivel es una gran defensa.Pero, además, Fidel emplea los números y eso no está demás. Él cita cifras que ponen en evidencia el contexto escalofriante del mundo capitalista.Puesto que he aprendido de las magistrales orientaciones que hace Fidel en sus cotidianas reflexiones. Me permito citar- en consecuencia-alguna idea extraída de la cotidianidad del trabajo de los obreros.La defino como “estrategia del colector” y voy al grano: El colector de una cloaca suele tener diámetros que varían- de par en par- entre 8 y 22 pulgadas, de acuerdo a las necesidades; se trata del tubo matriz al que van empotradas las descargas de cada casa, y que va a lo largo de la calle.Cada descarga suele bajar al colector mediante tubos de 6 pulgadas de diámetro. Y, a lo que quiero llegar es a los siguientes detalles.La pendiente del tubo de descarga debe ser de 1,5 centímetros por cada metro lineal; mientras que la pendiente del colector central debe ser de 4 milímetros por cada metro lineal.Si estos parámetros no se cumplen va a ocurrir que se obstruya la cloaca. Es que si se le da mayor inclinación- es decir, mayor pendiente-al colector, ocurrirá que el líquido se escurre muy rápido y deja sólido en el camino, que al acumularse, tapona el flujo total.Y, si le das menor inclinación, entonces tampoco fluirá lo que debe fluir.En cuanto a la descarga de la casa, esta debe fluir de manera óptima bajo el parámetro matemático expresado.A los contra revolucionarios hay que aplicarles la estrategia del colector para que bajen, tanto en sus formas líquidas como en sus formas sólidas, por donde deben bajar hacia el gas de los pantanos, hacia el basurero de la historia.Hay que hacer grandes esfuerzos para desarraigar los condicionamientos de lo perverso y encaminarnos hacia la felicidad de los pueblos, mucho de lo que desarraigamos con la marcha de una revolución verdadera, puede servir de “abono” pero hay “desechos” que deben ir a parar a alguna parte, por irrecuperables, por inservibles. Pero, hay que desentenderse de los factores contaminantes, de manera metódica y no a lo loco. Nunca debemos descartar que alguna alhaja ruede inadvertidamente por el inodoro y haya que rescatarla en la curvatura del sifón.El Socialismo que puja por nacer debe comportar un nuevo humanismo revolucionario, ajeno al humanismo burgués, que es otra cosa muy distinta aunque suene igual, es que la validez de un concepto tiene mucho que ver con la realidad social, lo que es válido para algunos no lo es para otros, para un sinvergüenza es válido esquilmar al pueblo trabajador pero, para nosotros, todo lo que perjudique al pueblo debe ser enfrentado y abatido.Hoy, los pueblos del Sur están más atentos a su destino y, Fidel tiene mucho que ver en ello, su ejemplo, su constancia su entrega total al pueblo cubano ha traspasado los límites entre los cuales el imperialismo quiso encerrarlo, subestimando el coraje del pueblo.Si en una fábrica el trabajador aislado trata de arreglar su problema con el chupasangre, siempre va a ser vencido.La unidad de los trabajadores en torno a un liderazgo verdadero, es indispensable y, hablo de liderazgo, más que de líder. El principio vital y cualitativo que comporta la unidad verdadera de los trabajadores es superior a la suma cuantitativa de los mismos, hombre por hombre.Fidel se ha encaramado más arriba del clásico concepto de poder y desde ahí formula sus teorías.Las teorías también se corroen como la mayoría de los metales pero, las de Fidel parecen de oro.Haga click aquí para recibir gratis Argenpress en su correo electrónico.
Publicado por ARGENPRESS en 12:19
Etiquetas: Guillermo Guzmán, Reflexiones