LA BREVEDAD ES LA HERMANA DEL TALENTO
CLAUDIO MONGE
Don Jorge Porras Ugalde, pensador de pluma liviana y diáfana, nos brinda a los lectores la grata oportunidad de leer sus reflexiones, y a la vez, de leernos en ellas. Y de verdad que lo logra con transparencia y dimensión. Su trabajo es didáctico aunque él no se lo haya propuesto, es educativo inevitablemente y es pedagógicamente irreverente. ¿ Por qué ? Porque con claridad meridiana de verano, nos lanza un conjunto de ideas – bomba, capaces de “terremotearnos” o estremecernos. Esa es una de las grandes fortalezas de esta breve obra del pensador que se revela en don Jorge. Y es bueno y justo destacarlo, porque de la aparente sencillez literaria intrínseca y de la estructura económica del lenguaje de las que hace gala el autor de estos “ENSAYOS FILOSÓFICOS”, se desprende un bagaje cultural sólido y consolidado.
Afirmaba el gran escritor ruso y médico cirujano, Antón Páblovich Chéjov, que “LA BREVEDAD ES LA HERMANA DEL TALENTO”, y a todas luces de la lectura de la obra de don Jorge, se concluye que esta famosa expresión del Maestro ruso del relato corto, es perfectamente aplicable a esta propuesta literaria y filosófica del autor. Estos ensayos son directos y precisos, escritos sin ambages y sin rodeos. Dicen lo que deben decir sin importar las reacciones que susciten en los lectores. Pensaba decir que son flechas directas, pero sería mejor afirmar que son dardos precisos: no desperdician el aire arrastrando una larga cola; van directo al blanco y por ello dan en el centro. Sin duda este escritor es chejoviano.
Se nos revela en sus ensayos como conocedor del oficio de pensar y como perito en el manejo del idioma: lo que economiza en palabras y frases lo desparrama en ideas – bomba que a ratos conmueven y a ratos tranquilizan. Es como el trabajo de uno de esos artistas plásticos orientales que son capaces de reflejar un paisaje completo sobre un grano de arroz. Le permite al lector atreverse a ir más allá y desafiarse a sí mismo retándose a pensar y a opinar.
Aborda los temas con precisión y con sapiencia, desde el terrible flagelo de las drogas comunes y corrientes, hasta el peligro de confundir a Dios con la religión o al BIEN COMÚN con el sentido común.
El autor nos da en bandeja un trabajo polémico y retador; valiente. Metafóricamente, podríamos afirmar que cada uno de los 21 ensayos son propulsores para saltar, no al vacío, sino a otros estadios de la reflexión. El lector, casi sin notarlo, al finalizar su lectura de cada ensayo, es “víctima” de una distracción - embeleso provocada por el reto que lanza la precisión lingüística de cada escrito y a la vez, la amplitud reflexiva que desata:¡ Nos quedamos pensando largo rato antes de emprender la lectura del siguiente trabajo! Nos “distraemos” pensando en lo propuesto o lo despellejado. Cada ensayo de don Jorge es un mundo, y antes de recorrer el siguiente, es necesario haber salido del anterior sin deudas de reflexión.
Se ha asegurado que el ensayo es la ciencia sin la prueba, y que además, en cada ensayo se refleja un alto grado de subjetividad. Don Jorge Porras lo practica y lo reconoce desde los primeros párrafos de su libro, por eso el peso de la obra, siendo suculento, es así mismo llevadero en la medida que los axiomas que escudriña son andamios para cruzar de un edificio de ideas a otros: ¡El único peligro es caer al abismo de la luz donde muere la indiferencia! Y digo peligro porque pensar es peligroso y conlleva riesgos muy elevados. Uno de ellos es hacer que los demás por fin piensen, con lo que se socava el pedestal de los mediocres que nos han gobernado muchas veces, nos han sermoneado cada domingo, nos han embobado con futbol malísimo o nos han engañado con la demagógica proclama de dar al pueblo un sistema educativo liberador, cuando los productos que se ven y escuchan por doquier nos dicen todo lo contrario.
Brindo a don Jorge Porras Ugalde, desde esta provincia herediana de maestros pensadores y escritores, una ovación sincera y un agradecimiento por contribuir al ejercicio del pensamiento de los lectores…¡¡¡COSA QUE LE AGRADARÁ A LA PATRIA, PERO QUE LE DISGUSTARÁ A LOS MEDIOCRES QUE HAN APRISIONADO LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y A LOS FLOJOS QUE HAN CASTRADO NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO!!!
CLAUDIO MONGE
SAN ISIDRO DE HEREDIA, AGOSTO DE 2008.
CLAUDIO MONGE
Don Jorge Porras Ugalde, pensador de pluma liviana y diáfana, nos brinda a los lectores la grata oportunidad de leer sus reflexiones, y a la vez, de leernos en ellas. Y de verdad que lo logra con transparencia y dimensión. Su trabajo es didáctico aunque él no se lo haya propuesto, es educativo inevitablemente y es pedagógicamente irreverente. ¿ Por qué ? Porque con claridad meridiana de verano, nos lanza un conjunto de ideas – bomba, capaces de “terremotearnos” o estremecernos. Esa es una de las grandes fortalezas de esta breve obra del pensador que se revela en don Jorge. Y es bueno y justo destacarlo, porque de la aparente sencillez literaria intrínseca y de la estructura económica del lenguaje de las que hace gala el autor de estos “ENSAYOS FILOSÓFICOS”, se desprende un bagaje cultural sólido y consolidado.
Afirmaba el gran escritor ruso y médico cirujano, Antón Páblovich Chéjov, que “LA BREVEDAD ES LA HERMANA DEL TALENTO”, y a todas luces de la lectura de la obra de don Jorge, se concluye que esta famosa expresión del Maestro ruso del relato corto, es perfectamente aplicable a esta propuesta literaria y filosófica del autor. Estos ensayos son directos y precisos, escritos sin ambages y sin rodeos. Dicen lo que deben decir sin importar las reacciones que susciten en los lectores. Pensaba decir que son flechas directas, pero sería mejor afirmar que son dardos precisos: no desperdician el aire arrastrando una larga cola; van directo al blanco y por ello dan en el centro. Sin duda este escritor es chejoviano.
Se nos revela en sus ensayos como conocedor del oficio de pensar y como perito en el manejo del idioma: lo que economiza en palabras y frases lo desparrama en ideas – bomba que a ratos conmueven y a ratos tranquilizan. Es como el trabajo de uno de esos artistas plásticos orientales que son capaces de reflejar un paisaje completo sobre un grano de arroz. Le permite al lector atreverse a ir más allá y desafiarse a sí mismo retándose a pensar y a opinar.
Aborda los temas con precisión y con sapiencia, desde el terrible flagelo de las drogas comunes y corrientes, hasta el peligro de confundir a Dios con la religión o al BIEN COMÚN con el sentido común.
El autor nos da en bandeja un trabajo polémico y retador; valiente. Metafóricamente, podríamos afirmar que cada uno de los 21 ensayos son propulsores para saltar, no al vacío, sino a otros estadios de la reflexión. El lector, casi sin notarlo, al finalizar su lectura de cada ensayo, es “víctima” de una distracción - embeleso provocada por el reto que lanza la precisión lingüística de cada escrito y a la vez, la amplitud reflexiva que desata:¡ Nos quedamos pensando largo rato antes de emprender la lectura del siguiente trabajo! Nos “distraemos” pensando en lo propuesto o lo despellejado. Cada ensayo de don Jorge es un mundo, y antes de recorrer el siguiente, es necesario haber salido del anterior sin deudas de reflexión.
Se ha asegurado que el ensayo es la ciencia sin la prueba, y que además, en cada ensayo se refleja un alto grado de subjetividad. Don Jorge Porras lo practica y lo reconoce desde los primeros párrafos de su libro, por eso el peso de la obra, siendo suculento, es así mismo llevadero en la medida que los axiomas que escudriña son andamios para cruzar de un edificio de ideas a otros: ¡El único peligro es caer al abismo de la luz donde muere la indiferencia! Y digo peligro porque pensar es peligroso y conlleva riesgos muy elevados. Uno de ellos es hacer que los demás por fin piensen, con lo que se socava el pedestal de los mediocres que nos han gobernado muchas veces, nos han sermoneado cada domingo, nos han embobado con futbol malísimo o nos han engañado con la demagógica proclama de dar al pueblo un sistema educativo liberador, cuando los productos que se ven y escuchan por doquier nos dicen todo lo contrario.
Brindo a don Jorge Porras Ugalde, desde esta provincia herediana de maestros pensadores y escritores, una ovación sincera y un agradecimiento por contribuir al ejercicio del pensamiento de los lectores…¡¡¡COSA QUE LE AGRADARÁ A LA PATRIA, PERO QUE LE DISGUSTARÁ A LOS MEDIOCRES QUE HAN APRISIONADO LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y A LOS FLOJOS QUE HAN CASTRADO NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO!!!
CLAUDIO MONGE
SAN ISIDRO DE HEREDIA, AGOSTO DE 2008.