QUE LAS RANAS DE MAINOR SEAN PLAGA
CLAUDIO MONGE
Seguro que todos hemos mirado las múltiples expresiones de las personas cuando se topan de sopetón con una rana: asombro, pánico, asco, repulsión, deseos de salir corriendo…y hasta algún tipo de agresión en “defensa propia”. Sólo los niños no se intimidan frente a una rana…aunque su salto sea múltiple y más que mil veces múltiple. Los adultos nos apartamos de su camino, si podemos, por estar al aire libre; pero si es dentro de la casa marcamos el 911 de la estación del miedo para que nos envíen una escoba ancha y con ella barrer a la intrusa y enviarla lejos muy lejos. En algunas ocasiones, otras personas, las aplastan diciendo: “¡Primero aplastamos y luego preguntamos! En cambio los niños las abrazan y les dan el cuenco de sus manos como si fuesen cunas de arrullo, las llevan a pasear y hasta gritan admirados porque las encuentran bellísimas. Sé de algunos que las llevan a cabalgar sobre sus hombros, o las guardan en sus bolsillos y luego hasta las besan tiernamente como si fuesen novios. Algunos adultos no besarían una rana jamás, ni auque les dijeran que después del beso un ángel cachetón explotará sus sonrisas maravillosas para regalarnos el mayor de los tesoros: la felicidad permanente. Y esa reacción adulta es muy extraña para mí, porque he visto a mi generación pagar costosas entradas a un parque sólo para ver unas ranitas disecadas, o en el mejor de los casos, atrapadas en una pequeña y oscura pecera. Y hasta tienen que encender un foco para decir que las ven, y la verdad, no las ven ni por asomo. Y creen que un ruidito de rana que sale por un altavoz escondido es de verdad la cancioncita triste de una rana que perdió su libertad del bosque. Luego se van a mirar esqueletos y cocodrilos, y hasta se alegran cuando ven esparcidos por los suelos caparazones de tortugas de diversos tamaños. En cambio los niños, y por supuesto que las niñas también, porque sin ellas no seriamos nada de nada, o bueno, seríamos como arbolitos sin raíces, y sin hojas y sin frutos. O sea, no seríamos nada como ya dije. Entonces, decía, los niños sí se alegran mucho cuando se topan a las ranas del mundo o simplemente las van a buscar cuando pueden irse de paseo a algún lugar ya casi inexistente. Hay muchos niños en este planeta que sí han besado ranas, aunque estas salten quíntuplemente, y la mayor de las sorpresas es que luego de besarlas descubren de una vez por todas que ellas son más bien espejitos mágicos donde uno se puede mirar y saber, también de una vez por todas, que los príncipes encantados somos más bien los seres humanos grandes y pequeños que el padre Celestial trajo a germinar a este mínimo nido cósmico que llamamos Planeta Tierra. Entonces, ahora si les digo, que todo esto me pasaba por la cabeza cuando comencé a leer este libro extraordinario de Mainor, cuya lectura me puso a saltar tanto que al final no sabía en realidad si yo estaba en el corredor de mi casa o ya metido entre las páginas del libro. Pero la verdad es que estaba tan feliz que eso no me importaba. Es más, ya he visto tanto en esta vida, que más bien deseaba estar metido en el libro y quedarme allí dentro viviendo y saltando como rana; o columpiándome de una nube o deslizándome como olomina resbalosa por el lomo azucarado de un arco iris. La puritica verdad sólo eso quería, pero a la vez sabía que no podía porque hoy debía venir a este lindo y acogedor lugar, a compartir con ustedes mis sentimientos. Entonces no me quedó más tren que este de venirme, o más bien salirme del libro de Mainor para pedirle a todo el mundo que lo compre y lo lea, y que aprovechen para que este Niño Gigante que es un maravilloso escritor adulto, les regale una dedicatoria. No sé si ustedes ya lo saben, pero de todas maneras yo se los cuento: cada dedicatoria que Mainor Arias Uva escribe es, por si sola, un bello poema. Siempre he creído que si juntásemos todas las dedicatorias que este maravilloso Niño Gigante ha escrito en sus libros para sus amigos y amigas, lograríamos armar un extraordinario libro cargado de metáforas y de músicas diversas. Pero además, cuando les comparto este ex secreto, es que sé que de ahora en adelante un libro de Mainor con su dedicatoria, será un tesoro inigualable: ¡Será como tener a Cocorí diciendo nuestros nombres con la voz de don Joaquín, o a Marcos Ramírez hablándonos con la voz proletaria de CALUFA. También a Tío Conejo imitando la dulcísima voz de la Niña Chavela; y digo además, aunque Mainor se cohíba, que será también como tener a Tom Sawyer y a Timur y su pandilla corriendo por nuestras casas. Yo, desde que lo conozco, lo persigo para que me firme sus libros, y algo más, pero no se lo cuenten a él: hasta tengo dos ejemplares de un mismo libro dedicados y firmados por su misma mano. A menudo leo sus palabras para que mi corazón agarre más fuerzas y siga esta lucha sin fin para alcanzar la justicia en este mundo.
En la obra de Mainor encontraremos sólo bueno, como decía Lalo, el vendedor de frutas de mi Escuela: cada poema es como un pedacito de coco jugoso, de esos que hasta se les miran por su reverso las mínimas carreteras que Dios traza en ellos para que nuestro paladar no se extravíe. O como manguitos celes de esmeralda, de esos que con un puchito de sal saben a Mamá. Cuando uno va leyendo no desea pasar a la página siguiente, porque termina enamorado del poema que acaba de leer, es cuando descubrimos que la Poesía que Mainor construye está hecha de una masa especial, con una sal al punto para cada paladar, y con un doradito de esos que sólo las abuelitas mayores saben cuando sacar del horno crujiente. Si, Mainor nos enamora de las ranas, de las lapas, los pericos, los delfines, las ballenas, los perros, los gatos, las piedras del río, las pocitas con su diminutos remolinos para zancudos juguetones, las montañas, las nubes, la luna, las estrellas, las mariposas hechas azulejo en el cielo, de los niños de la calle, el sol, del abuelo que volaba sobre robles amarillos y que ahora se cuelga de las ramas horizontales del jocote para que el planeta sea más dulce y rico.
Mainor es un escritor eufórico, el dios de su pecho no puede descansar nunca porque él lo tiene trabajando noche y día. Su euforia es contagiosa, es la mejor religión que yo conozco y practico. Dios ama a este Niño Gigante y lo alimenta, como lo hizo con Jorge Debravo en otros tiempos. Por eso Jorge decía que Dios lo amaba. Claro: ¿Cómo no va a amar Dios a estos extraordinario seres humanos que abren su boca y salen arco iris entre sus labios, o abren su corazón y ya las mesas del mundo tienen pan tibio y fresco para todos? Por eso digo que Mainor es un escritor eufórico, desatado de todo egoísmo terrenal y con una mirada poética que no puede ocultar ese ejército de luciérnagas que se tragó desde el vientre de su madre. Cuando uno lee las esculturas que este poeta esculpe con su alma, siente que caminar por la montaña con él siempre será luminoso, aunque sea de noche encarcelada. En esta obra, hasta el tema que pudiese ser disfórico o estridente, lo descubrimos dicho con amor y suavidad.
Yo hago el ejercicio espiritual de leer estas ranas de salto quíntuple en voz alta, para mis nietos y para mí, y para todas las criaturas del mundo que me rodea allá arriba en San Isidro de Heredia, donde el lenguaje del Zurquí se mete por mis ventanas y me fortalece.
Oigamos a Mainor hablándonos, así salteado, que de por si su escritura es como la música de Mozart, que se puede escuchar y vivir de adelante hacia atrás y viceversa. Estoy seguro: luego de conocer estas ranas que Mainor ha logrado reunir para nuestra dicha, el niño que vive en los adultos renacerá y querrá con nosotros salir a saltar por el Universo.
“Las ranas vienen de los centros flexibles de los ríos y las pozas. De allá se desprenden con el sol naciente, y al pasar por las cascadas se vuelven hijas del arcoiris…”
“Las ranas tienen mucho que contarnos…”
DIOS…“ha puesto su Creación en nuestras manos y nos ha nombrado sus ángeles guardianes.”
“Lo mejor de todo es que Dios tiene una casa en tu cuerpo, que nunca cierra las puertas, y conoce tu voz, el nombre de tu mascota y tu silbido.”
“La naturaleza está llena de milagros. Eso somos, milagros.”
“Los quetzales no se pueden domesticar porque mueren: se alimentan de libertad:”
“Nuestros ojos tejen las palabras en el libro, hasta que la palabra “libélula” logra volar en tu memoria.”
“…seguimos siendo artistas del gran concierto que con delicado acierto, toca infinitamente la vida:”
“Cuando amamos a alguien, los conejos saltan hasta la luna y regresan con zanahorias tiernas para sembrar el planeta:”
“Todo coincide con todo, porque hay un tejido palpitante en todo lo que vemos. En todo lo que hacemos está un ángel danzarín con cachetes abultados y zapatos ruidosos.”
“Le canto a usted…”
“Ahora calculo por sol y corazón, que ya estará despierta.”
“Camina por el río, observa cariñosamente las iguanas, y se entristece en los rincones donde ya no fluye el agua.”
“…de esta manera, en algún rincón, brota un río nuevo, o se levanta un quetzal desde su muerte.”
“Cuando nadie la viene a ver, se pone su vestido de nostalgia y deja que se apague el fogón.”
“No sé si lo sabes tú o lo sé yo, pero cada gato es un guardián de poetas y delfines.”
“Una mosca verde piensa que los vidrios no existen y choca ruidosamente:”
“A veces escucho ruidos debilísimos como conversaciones de microbios.”
“Cuando estés triste no imites al avestruz, invítalo a correr con pensamientos de horizonte maromeros triquitraques y poemas de memoria.”
De los niños dice: “Ustedes son ríos luminosos que vienen recorriendo nuestro planeta, y a las orillas de ustedes crecerán muchos árboles, gatos de cola colorida y tortugas, peces de nariz colorada, gallinas con cara de oruga, casas con manitas de pan en la ventana.”
“La montaña es un montón de poemas creciendo, con poema jaguar, poema ardilla, poema rana, poema de avispas azules y amarillas.”
“Podríamos tener una biblioteca con balones de fútbol para escribir balones en el pasto, para cabecear la poesía, pararla con el pecho, y lanzarla con efecto hacia el centro de la cancha.”
La Tía “piensa que lo milagros son asuntos cotidianos y silvestres, como el pan y las tortillas.”
Y el ángel: “…se pone triste, cuando pregunta por los niños de la calle que a nadie esperan y nadie los espera.”
“Las ranas de salto quíntuple refrescan sus panzas en el aire y aman la tierra…Estas ranas saltan hasta donde tú quieras saltar y escriben, cantan y cuentan, todo lo que tú quieras, cada vez que las acompañes con tus propios saltos de imaginación.”
Y en las gallinas hablan “gallinastellano..”
“Los delfines son ángeles que tiemblan de entusiasmo y desde sus ojos nostálgicos nos gimen una oración.”
“Cuando uno sonríe se le estiran todas las esperanzas.”
“El poema es un delfín que salta y resopla para mojar todas las caras de cualquier estado de ánimo.”
“¿Cuál es el país de la lombriz, si todas nacen en la tierra.”
“…queremos saltar para respirar aire del que se untó Dios para hacernos la nariz.”
“Padecemos de lado a lado como una caminata de cristos.”
“La melodía del jilguero es mi campana preferida.”
“Uno tiene los poemas dentro del cuerpo, algunos en la piel, otros en el corazón dando vueltas como peces recién nacidos.”
“¿Has visto las espirales en las yemas de tus dedos? Así es el Universo.”
“El mundo está repleto de semillas y aves jubilosas:”
“Somos una canción para arrullar este planeta. Un nido de la creación.”
En el Bosque todo es perfecto
¡Qué magníficas son tus Obras, Señor,
Qué profundos tus designios! Salmo 91
En el Bosque
Todo es perfecto:
El Pájaro que canta
y comparte con todos su canción…
La Raíz que se abraza de la Tierra
como si fuera un marinero
que no quiere zarpar.
La Hoja
que cae suavemente
a nutrir el suelo con su muerte.
El Viento que besa
todo lo que existe
y se enriquece con su beso.
El Sendero de la Hormiga
y la Hormiga misma
que se dignifica en el trabajo.
La Mosca
que abanica sus alas
para tormento del que pasa.
La Serpiente que yace quieta
esperando que la inocencia o el descuido
la alimenten.
El Árbol
que comprende mejor que los filósofos
la entrañable multitud de las alturas.
El Arroyo
que viaja saludando al Mundo
y deja a su paso la Vida en sorbos repartida.
La Nube errante
y la Nube detenida:
Ambas hermanas de la ausencia.
La Liana
que conoce todos los recovecos del Arte
y zurce sobre el árbol manteles de barrocos avatares.
El Escarabajo milenario:
Mínima curvatura del Cielo,
indiferente ante las miradas del intruso.
El Cangrejo mágico
que aumenta la seguridad de su caracol
cubriendo su estatura con la hoja.
La Guacamaya
que chilla su Libertad
mientras pinta el Cielo de arco iris.
La Palmera
que camina sigilosa
cuando la luna duerme.
El Mono
que sabe del espacio
más que los ingenieros y los doctos.
El Jaguar que esconde su piel
porque el color de la luz
le prohíbe desatarse.
El Río que golpea la roca
para demostrarle con espuma
su amor a las distancias.
La Araña milenaria
que sabe mejor que nadie
cuándo los caminos duermen.
La Mariposa Azul
que es el Cielo repartido entre nosotros
por el Padre Celestial de los pintores.
El Coco
que guarda su océano diminuto
hasta que el hombre lo descubre.
El Musgo húmedo
sosteniendo el recuerdo de la nube
hasta la noche.
La Lluvia:
Madre de toda la Sabiduría
del Planeta.
Y Todo lo demás
que mis ojos limitados no ven
ni mis sentidos sienten es Perfecto,
la Perfección de Aquel que moldeó
mi diminuta arcilla y me dio su SOPLO.
Por eso digo con este corazón
que me sostiene en pie frente a tanto Portento
que en el Bosque Todo es Perfecto…
Sólo mi paso es torpe
y pisa pesadamente las alfombras
que ÉL para mí construye…
Yo camino por él atrofiando su Canción
con mis afónicas notas
de martillo torpe y pobre,
Y sueño mi sueño ancestral
abrazándose a los árboles
como lo hace la Nube…
Pero sólo logro
que la Perfección del Bosque
aumente la ignorancia que me habita.
Sigo caminando
y el misterio que llevo pesa
como una mochila repleta de lingotes.
Y la sed me invade…
Y con sólo abrir los labios
el Mar resucita su recuerdo
y las Olas que rompen en mi mente
son Lluvia libre y soberana.
Y cae la tarde…y en el Bosque todo es Perfecto,
Y Nosotros también podríamos serlo;
como la Hoja que se pudre
para darle Vida a la Nueva Vida,
o como el milenario sueño
del PADRE CREADOR
del Universo.
“Un libro es una orquesta que espera nuestra llegada para iniciar su gira artística.”
“Mi poema es tu poema cuando le das la bienvenida.”
“Cuando uno sonríe con un libro, se abre una fiesta en el corazón de la palabra.”
“Cuando uno encuentra en un libro un motivo para convivir, la tierra se llena de presencia…”
Entonces, ¡Gracias por la suya hoy aquí en este acto, y gracias a Minor, que nos une para convivir estas palabras!
San Isidro de Heredia, abril 2009