martes, 4 de diciembre de 2007

Educación y justicia social

Educación y justicia social

Claudio Monge Pereira

“Hacia una educación inclusiva
que propicie la dignidad y la justicia social”

La injusticia:

Probablemente se puede asegurar que pululan por este mundo infinidad de libros, tratados y documentos que abordan el tema de la Justicia Social desde muchas visiones; y lo mismo podríamos aseverar del tema educativo. Y si la Humanidad ha producido tantas palabras que pretenden especificar y dilucidar la problemática que se deriva de asuntos claves para el desarrollo de cualquier Sociedad, por qué los pueblos continúan sumergidos en la ignorancia, la miseria, la explotación, la falta de oportunidades dignas, y en suma, la injusticia social.

Para poder discernir con propiedad acerca de la justicia, primero debemos caracterizar la injusticia, porque sería ejercicio inocente referirse a lo anhelado sin conocer aquello que lo imposibilita. Uno de los más graves problemas que arrastran las Ciencias Sociales se asienta en la obsesión por realizar radiografías casi exactas de la realidad, sin proponer las salidas viables para solucionarlos en estricto apego a un contrato social viable y sin exclusiones. A quienes nos hemos dedicado a estas Ciencias, muchas veces se nos ha calificado de “problemólogos”, alejados de la urgencia de actuar como “solucionólogos”.

De esta manera, planteo una reflexión desde la perspectiva cristiana, porque según mi entender y sentir, nuestra ética es inevitable e irrepetible, y nos conduce a la comprensión de los hechos que generan la injusticia y nos aporta la claridad para vislumbrar un Camino de Amor.

Toda injusticia se asienta en la ausencia del Amor, y su reproducción se da por la entronización de la indiferencia, como nueva categoría conductual frente a la Sociedad; compréndase ante el PRÓJIMO. Ya sabemos, por boca y enseñanza de nuestro Superior y Único Maestro, que mi prójimo es todo aquel o aquella a quien yo amo como a sí mismo. A quien ama a Jesucristo no le queda otra opción ni otro camino, porque si Él es el Camino y la Verdad, nuestra obediencia conduce a la construcción de la Vida; y de aquella que se da en abundancia.
Para el cristiano no existe otra posibilidad: amamos al prójimo como a sí mismos o no lo amamos. Esta es la simpleza majestuosa del Padre, porque no nos pone nada imposible como tarea, sino algo absolutamente viable. Siendo nosotros resultado del Amor más grande, somos portadores de esa Semilla especial y única, la Semilla que se ofrenda para la dicha de los hermanos; es decir, de la Sociedad como un todo.

El ser humano se fortalece en Comunidad y sobrevive a todos los avatares que la realidad le impone. Siempre saldrá adelante inclusive de las más terribles pruebas. Lucha y se organiza. Derrota a la adversidad porque se fundamenta en la colectividad. Tarda en aparecer el excedente material y surgen los parásitos iniciales que manifiestan su fervor para apoderarse de él, aún a costas de la violencia. Surge la injusticia: unos pocos se adueñan del trabajo de la mayoría y se convierten en “epulones”. Estos se hartan hasta la gula, mientras Lázaro sufre hasta la desgracia de los perros callejeros. Así es la esencia del origen de la desproporción social, y ella herrumbrará el metal que sostiene los pilares de la Sociedad, es decir, de la Comunidad.

Se construye, con la destrucción del prójimo, un abismo indecible entre la Verdad que es Dios, y la mentira que es la lujuria, la desfachatez y la gula insaciables. Un dios metálico sustituye al Amor. La bolsa cargada de dinero palpitará más que el propio corazón del Ser Humano.

Entonces aquí, se hacen gigantescas las palabras del Profeta Amós para “descubrir”, que la lacra de la injusticia es la que carcome el Bien Común:

“Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojaís a los miserables, diciendo: “¿Cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?” Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.”

Visto así el panorama social de aquella época, notamos que no ha cambiado mucho la realidad: desproporción, gula, arrogancia, menosprecio, intimidación, indiferencia, materialismo desenfrenado, consumismo enfermizo, sarcasmo, prepotencia, lujuria, despilfarro, maledicencia, y en suma, injusticia social. Se asiste a la conformación de unas relaciones sociales de producción que atentan contra la dignidad del Ser Humano, alejadas de las enseñanzas del Creador; o sea, asistimos a la consolidación del imperio de la Injusticia. En este imperio el impío es rey y el desvalido es aquel o aquella que el Creador levantará de la basura para sentarlo al lado de los Príncipes.

La educación:

La enseñanza es el acto de transmitir conocimientos, el aprendizaje de asimilarlos y la educación de practicarlos socialmente. Es un proceso completo y no se puede dar por separado, no son compartimentos que se unen con una goma mágica, sino células de un mismo cuerpo. La educación ha sido definida a través de la Historia de múltiples maneras, pero lo cierto es una verdad: el ser erudito no necesariamente hace al ser educado. En concreto: un Sistema Educativo puede atiborrar a las personas de contenidos o “materia”, pero no automáticamente de educación. Puede llenarle la cabeza a la gente de libros, pero no necesariamente de valores. Ya lo decía el pensador francés Montesquieu, hace más de doscientos años: “¡No se trata de llenar cabezas, sino de educarlas!”. Una persona puede tener su cabeza totalmente repleta de “materia”, no obstante, eso no la hace educada. Por el contrario, podemos encontrar personas por la calle, que sin ningún título académico, demuestran una exquisita educación. Por ello, se propone a continuación, revisar someramente diversos puntos de vista vertidos en épocas muy diversas en tiempo y espacio.

Si damos un vistazo al panorama histórico – pedagógico podemos apreciar el siguiente abanico:

Guillermo García, argentino, afirma en su obra “La educación como práctica social”, que la educación es justamente eso, porque por medio de un proceso determinado se transforma una materia prima que recibimos, supuestamente inacabada, y le entregamos a la sociedad un producto final diferente y en apariencia acabado. Para este pedagogo la Educación se da en tres niveles; a saber: A) en el nivel de Hecho, que abarca todos aquellos acontecimientos que circundan la vida y el accionar de los seres humanos en sus relaciones sociales cotidianas; es decir, son aquellos aprendizajes y aquellas enseñanzas significativas que se dan al margen de cualquier sistematicidad. Es la adquisición cotidiana de conocimientos y hasta de algunos valores o antivalores. B) en el nivel de Propósito, y como la acepción lo indica, son todas aquellas experiencias que se planifican y ejecutan para cumplir con metas y objetivos previamente establecidos; concretamente, es la educación que se da en instituciones que fueron creadas para esos propósitos y que es impartida por especialistas que adquirieron ese derecho por medio de un certificado; que las más de las veces, es un certificado de poder para el dominio de supuestos “ignorantes”. Es la instrucción que se adquiere dentro del Sistema. Y, C) en el nivel de Reflexión, entendiéndolo como la ejercitación epistemológica que se realiza acerca de las particularidades de los niveles anteriores para producir Teoría acerca de ellos; lo cual conduce inevitablemente a la formulación de cuerpos pedagógicos que se convierten en paradigmas para el fortalecimiento científico de nuestros quehaceres. En concreto, para García hacer educación al nivel de reflexión, es hacer Pedagogía. Especular sobre los niveles A y B es producir cuerpo pedagógico para sustentar diversas posiciones con respecto a este hecho social. Si tomáramos como acertada la posición de este estudioso, podríamos concluir que nadie ligado a la educación se escapa de realizar en determinado momento teoría pedagógica; aunque nunca la llegue a formular por escrito como propuesta concreta.

Francisco Gutiérrez prefiere proponernos la educación como una práxis política, entendiendo política como la necesidad de tomar partido frente a la realidad concreta de la Humanidad. En este caso, la práxis nos remite a la relación dialéctica entre práctica y teoría; es decir, que siempre la teoría será el producto de una práctica reflexionada y toda práctica será la resultante de la aplicación de alguna teoría o reflexión. En este sentido, asumimos la educación como un hecho o un acto social concreto e histórico, para el ser humano y por el ser humano; para liberarlo o para esclavizarlo, para desatarlo o para manipularlo. Educarse es politizarse e ideologizarse, es tomar partido en la connotación que señaláramos anteriormente. De tal manera, la educación será liberación y esperanza, o esclavitud mental y laboral.

Freire se refiere a la educación como a una práctica liberadora y humanista, y practicar la libertad es educar al hombre en el amor, la solidaridad y la esperanza. La pedagogía es una propuesta teórica multilateral que promueve la felicidad del ser humano a través de la educación: es profunda transformación individual y colectiva. Es un re – nacer.

En Costa Rica, ya en los años veinte, la joven maestra normalista Luisa González, conjuntamente con Carmen Lyra, fundadoras de la Educación Preescolar Pública, entendían que la educación es un acto liberador por medio del cual manifestamos nuestro amor hacia la Patria. Afirmaban que la Pedagogía, más que un cuerpo teórico más o menos coherente, debería ser una Guía para la acción que rompa los esquematismos y los reduccionismos mentales que promueve la sociedad del egoísmo. La Pedagogía es la teoría que surge del conocimiento de las realidades sociales y concretas del sistema educativo en todos sus ejes y componentes, que le sirve al educador para orientar su quehacer cotidiano, dentro y fuera del aula. La Pedagogía entonces, no es sólo un asunto que se practica dentro de las cuatro paredes de una institución especializada; es un asunto de utopías e incertidumbres.

Para nuestros más insignes y preclaros próceres pedagógicos, la educación es el acto concreto de las aulas, social y humanista, político e ideológico, acto concreto en el cual se puede echar mano a los más diversos métodos y técnicas para informar y formar al ser humano integralmente. La pedagogía la consideraban una ciencia que teoriza por su propio camino acerca del hecho educativo y propone ideas aisladas o cuerpos de ideas sistemáticas para comprender ese fenómeno y enrumbarlo por caminos predecibles y conscientes.

Omar Dengo, por ejemplo, afirmaba vehementemente que la educación no podría ser jamás como el vientre de una mula, porque esa educación no es capaz de dignificar ni concebir nada. Nótese, en esta analogía, que el maestro clamaba por una educación como proceso de liberación y de esperanza, una educación como sinónimo y expresión de vida. Se puede inclusive especular acerca de una concepción de la educación deificadora, capaz de concebir vida positiva y perfectible: dar a LUZ. En esta concepción la educación es un parto.

El célebre francés Emile Durkheim afirmó, hace más de cien años que la educación es la socialización de las jóvenes generaciones a través de la experiencia de las generaciones adultas, es decir; la educación es el hecho social concreto de transmitir la información que las generaciones mayores han acumulado y sistematizado para que las nuevas la asimilen y la adopten.

Para el educador ruso Antón Semiónovich Makárenko, la educación es un hecho social concreto, que se ejecuta lejos de las abstracciones metafísicas y debe servir para organizar al ser humano y ayudarlo a integrarse positivamente a la sociedad; para construir el progreso de todos. Su Poema Pedagógico es una teoría sobre la educación que canta al ser humano integral, ligado a la sociedad y luchando por humanizarla y transformarla en un emporio de justicia.

El maestro ucraniano Vasili Sujomlinski, en su obra “Mi corazón es para los niños”, clama por una educación que sea un acto de amor; amor real por lo que hacemos, y, fundamentalmente, hacia quienes de manera temporal son nuestros discípulos.



La justicia:

Afirma el Presbítero Mauricio Víquez, en su ponencia al Congreso Universitario de la Universidad Católica que “(El) reino de Dios (en cuanto utopía y siempre como un ir de menos a más) es el horizonte y finalidad de toda actividad cristiana, personal e institucional; y lo es también de la universidad”[1]. Así ella ha de tener claro que está en función de ese reino y no de sí misma. Es instrumento de denuncia y de desenmascaramiento de todo lo que resulte ser antirreino y ello mediante el correcto direccionamiento de todas y cada una de las actividades propias del ambiente universitario”.

Desprendemos de esta reflexión anterior, que la Justicia es inseparable del acto formador, porque la construcción del Reino de Dios debe ser el propósito y la meta de todos los educadores cristianos. Ese Reino se construye o edifica desde nuestra espiritualidad y se proyecta dentro de las aulas y las sobrepasa. Hacer educación es hacer justicia. Dar educación es dar justicia. Dar justicia es construir paz.

Su Santidad, Juan Pablo Segundo, nos convocaba a construir la “Globalización de la Solidaridad” frente al egoísmo materialista del mercado sin límites; deshumanizado y aliado no de la promoción de la dignidad humana, sino de la destrucción de la VIDA. Y nuestro actual Obispo de Roma, recalca que el capitalismo no es el único modelo válido de organización económica y que el problema del hambre y el ecológico existentes evidencian con claridad que la lógica del beneficio “incrementa la desproporción entre ricos y pobres y la ruinosa explotación del planeta.” Entre otras cosas señala, que el dinero per se “no es deshonesto”, pero que si lo valoramos más que a otras cosas, “puede llevar al hombre al egoísmo ciego”. Aquí se trata, subraya, de usarlo “no sólo en interés propio, sino en interés de los pobres imitando a Cristo.”
El Papa manifiesta, que acerca del tema de la riqueza y de la pobreza, se confrontan dos lógicas económicas: la del beneficio y la de la distribución ecuánime de los bienes, que no estarían en contradicción, necesariamente, siempre y cuando sus relaciones “estén bien ordenadas”. (periódico La Prensa Libre, lunes 24 de septiembre de 2007)

Esta advertencia de Benedicto XVI se da precisamente en el marco de una coyuntura mundial en la cual, las poderosas fuerzas del mercado capitalista pretenden imponer a los pueblos de la tierra, esa lógica egoísta y anticristiana que el Santo Papa denuncia.

En la tarea de entronizar la justicia en el campo de la educación institucionalizada, se manifiesta necesariamente, un “compromiso con la construcción del proyecto – país, inspirado en los principios del humanismo cristiano, esto a partir de la convicción de que solo en Cristo encontramos la verdad plena sobre lo que el ser humano está llamado a ser”, de acuerdo con expresión del Presbítero Mauricio Víquez.

La justicia es trabajar para que el ser humano haga cotidianamente todo lo contrario a lo que denuncia el Profeta Amós. No existe otra para los Seres Humanos. No se trata exclusivamente de la práctica de la compasión, sino de la correcta aplicación de la Ley Justa, y esa Ley es la que emana del Amor y de la misericordia de nuestro Creador.

Para los educadores cristianos, católicos o no, no existe otra alternativa: al amar al prójimo como a sí mismos pensamos justicia, practicamos justicia, propagamos la semilla del Bien Común. No hay otra manera de hacerlo.

Un mundo que cifrara sus expectativas en el dios falso del dinero, es un mundo ciego, y su destino es el imperio de la injusticia. Ese mundo, insensible por demás, destruye la dignidad del Ser creado a imagen y semejanza de la Perfección. Si ese mundo está en manos de aquellos que convocan a sembrar cizaña, a propagar el miedo como forma de conducir pueblos, fomentan el odio y la división, el sentido cristiano llama a destronarlos.


No hay justicia sin distribución equitativa de los bienes. Y el problema de la injusticia no se deriva de la pobreza sino de la riqueza. Es la desproporción social la que da como resultado la enajenación, el hambre, el dolor lacerante; en concreto, ella es la que da como resultado a los Lázaros que mientras esperan las migajas del banquete de los enamorados de la gula, sólo reciben los lengüetazos de los perros miserables.

El Justo…

“Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.”

Relación conclusiva

La educación y la justicia social están íntimamente ligadas, van de la mano si su propósito es la liberación del Ser Humano. Hemos tratado de mostrar que durante su desarrollo, los pensadores de diversas épocas y territorios, han concebido a la educación como un proceso integral para engrandecer a las personas. Sus propuestas van encaminadas hacia la consecución del Bien Común. No se debe cometer el error de convertir las instituciones educativas en simples fábricas reproductoras de “materia” muerta. También es responsabilidad compartida de las y de los educadores cristianos católicos, asumir ese proceso completo: transmitir contenidos buenos y atizar el fuego de los valores derivados de la ética formulada por el Maestro Jesucristo. Somos Educadores y Educadoras para la concreción de la Justicia. La injusticia esclaviza y denigra. La justicia libera y ennoblece.
La educación en justicia y para la justicia social denuncia, anuncia y renuncia. Denuncia las desproporciones sociales. Anuncia la certeza de la construcción del Reino del Amor. Renuncia a la esclavitud de promover un proceso que domestica y lastima la Dignidad humana. Es eufórica porque se forja en el Credo de la Felicidad que otorga el aceptarse Hijo de Dios, Hermano de Jesucristo; es decir, compañero de la máxima Expresión de la Justicia. Es la educación que posibilita atar a ese diosecillo diminuto del egoísmo para darle paso a la construcción efectiva de la Solidaridad.
La educación y la justicia social deberán ir siempre de la mano, y es humilde, porque entre más sabio es quien educa desde la Verdad del Padre, más claro tiene que su deber es servir de puente para evadir los abismos que construye la injusticia.

“Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”

¡Mayor responsabilidad y honor es difícil encontrar entre los oficios profesionales: denunciar, anunciar y renunciar!


Nota: para escribir este ensayo la bibliografía que se utilizó es la del corazón, el conocimiento y la memoria; salvo las Sagradas Escrituras.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Una Cantaleta necesaria y urgente


Cuando crecíamos al calor de las costumbres familiares y hogareñas, existía una excelente: ¡Escuchar la Radio! Sin ella, nuestras vidas habrían sido insulsas. Así de sencillo, la Vida era más Bella con un aparatito llamado Radio que sonaba todo el día. Claro que había momentos o programa especiales que reunían a toda la Familia, y otros que reunían, o bien a los mayores o bien a los más chicos o jóvenes. Ese aparatito era parte de la casa, como el perro o el gato; o quizás más bien, como el perico o la lora donde los había. Sin radio el mundo habría sido diferente, aburrido y analfabeto; oscuro y oscurantista. Todos chineábamos con esmero a ese miembro más de la familia, y esto se reflejaba en varios detalles, y como aseguraba mi vieja amiga Virginia Grütter, la cultura y la cortesía están bordadas de pequeños detalles. Se tenía una repisa especial para colocarlo en un lugar muy visible, al alcance de los mayores o de los que ya habían alcanzado una estatura respetable; al lado se colocaban flores artificiales o adornos diversos, y como si fuera poco, la abuela o la madre habían bordado algún tapetito delicadamente con su manos trabajadoras y se usaba para cubrirlo y así protegerlo del polvo y de otras inclemencias del tiempo y del medio. Así era la vida del radio. Nuestras vidas son lo que son, en gran medida, por la influencia de los Programas que se transmitían por aquellas ondas y llenaban el Hogar de voces y cantos todavía entrañables en el recuerdo.

Pasaron los años, y la radio siguió siendo un Poder. Entra a nuestras casas, a nuestras oficinas, a las iglesias, a los establecimientos comerciales y ahora hasta a los vehículos estacionados o rodantes. Continúa siendo una Reina ataviada de perillas o botones y se manipula de múltiples formas: con todo el esfuerzo de los dedos o tan sólo con la delicadeza de sus yemas; y hasta se puede realizar su operación a distancia o a control remoto. La radio jamás será destronada. Su presencia es para siempre. Su lugar es la primera fila.

Hoy han surgido y operan otros medios de comunicación, algunos muy sofisticados, por ello es corriente escuchar a las personas de las generaciones del segundo medio siglo pasado para acá, decir que deberán llevar algún curso para poder sintonizar tal o cual Radioemisora. Pero aún y así, con estas limitaciones que nos impone el desarrollo tecnológico, la radio será la opción más democrática para que el Ser Humano exprese sus estados de ánimo, sus conocimientos y sus inquietudes. La Radio es democracia, y siempre que ha sido utilizada para compartir y para educar, ha logrado fortalecerla.

Por todo lo anterior, recordamos programas que jamás perecerán: “Doña Chona y Don Tranquilino, Olegario Mena, Pomponio Tortas, el Latazo, el Hombre de las cincuenta voces, el Ja ja del aire, La Patada y otros que fueron la delicia y el pan casi cotidiano de todos los barrios populares. Todos ellos lograron conformar una idiosincracia realmente tica, cuyo resultado ha sido la consolidación de una forma de ver la realidad desde ángulos muy variados, cuyo eje siempre fue el auténtico humor costarricense. Y ese humor ha hecho de la vida cotidiana algo más llevadero y aceptable; aún y con los múltiples problemas que nos aquejan como Sociedad volátil y cambiante. Nuestro país sería menos nación si ellos no hubiesen existido.

Bueno, y no menciono adrede entre los primeros citados con anterioridad, a la Cantaleta de los Hermanos Grosser, porque para mí este merece unas líneas especiales no sólo por su calidad formal, sino por su profundidad conceptual y de contenidos. Para referirse a este singular y original Programa, debemos pensar no únicamente en el talento de sus creadores, sino y más allá de ello, en la versatilidad que ellos le saben imprimir a sus personajes y a los diálogos y monólogos que viajan por el espacio hasta el deleite de los costarricenses privilegiados que los recibimos en nuestros hogares con los brazos abiertos…o más bien, con los oídos despiertos.

La Cantaleta ha sido un programa maravilloso, capaz de suscitar en uno diversos sentimientos ciudadanos. Me atrevo a asegurar que ha sido una Cátedra Popular, y probablemente sea una de las pocas en el mundo, sino la única. He tenido la oportunidad de conversar con muchos amigos del exterior acerca de este tema, y sorprendentemente la información que recojo es que en sus países no existen programas de esta naturaleza. Cuando les relato y reproduzco de acuerdo con mi memoria, programas casi completos por los temas abordados, su hilaridad y sus lágrimas afloran como goteras en techo de Aguantafilo. Simplemente, no pueden creer que un espacio así exista en la radio, porque su Historia como pueblos se ha visto golpeada por la intolerancia y la reducción ideológica; o simplemente por la simpleza de que una escala de valores prepotente, sesga a los demás y a los otros la posibilidad de crecer espiritualmente, escuchando al artista que se despelleja el Alma para rellenar los cráteres de nuestras lunas internas tristes de una argamasa de creatividad, capaz de encender al más apagado.

Con la Cantaleta no sólo reímos y carcajeamos, también botamos lágrimas que la realidad cara de perro nos obliga a acumular durante toda la semana. Afirmo que si este Programa fuera cotidiano, en Costa Rica existirían menos penas; es decir, menos violencia intrafamiliar que llaman ahora, menos rencor, menos tristeza, menos golpes sobre la mesa o sobre las caras, menos accidentes fatales de tránsito; menos gritos y gestos amenazantes. Existiría digo, más vida sonriente y más ganas de entrarle al Mundo con ganas de vivirlo y vivificarlo. La Cantaleta rehace la vida nacional y la torna más alegre: en términos del Pedagogo brasileño Paulo Freire, la re - danza, la re - pinta, la re – actúa y re - canta.

No ha existido un Programa Radial en Costa Rica que le permita al ciudadano “conversar” con sus Ex Presidentes y Presidentes, con sus Diputados y Ministros, con entrenadores de futbol y jugadores, con Artistas nuevos y viejos; ausentes y presentes. La Cantaleta nos da ese honor y ese solaz pedagógico al interactuar con personajes de carne y hueso que el pueblo identifica plenamente; queriendo a algunos y rechazando a los otros; siempre con mucho respeto. Podemos conversar con el Pachuco o Chucopa, y al mismo tiempo, esperar de vuelta el saludo de un ex Presidente de la República haciendo bromas interactivas con sus ex gobernados.

Es un Programa eufórico, es decir, es asertivo, proactivo y propositivo. Todo lo anterior significa, simplemente, que es alegre e irradia esa alegría sin egoísmo ni cálculo. Lo único que calcula es a quién y cómo asestará el golpe que atonte socialmente para despabilar la Historia Patria y la personal. No es un Programa inocente, no, es un Programa consciente. Sabe cuáles son su metas y sus propósitos ineludibles y eso lo escuchamos en la voz de sus personajes. Por ejemplo, miles de costarricenses podríamos pintar una imagen de Doña Esperanza, y de seguro esa sería similar en cada barrio; de hecho, a partir de su creación cantaletesca, existen muchas señoras así bautizadas en los barrios gracias al imaginario colectivo o personal de sus oyentes y fiebres.

Destaco, finalmente, no porque no haya más asuntos que destacar en relación con este prodigio de creatividad, sino por asuntos de espacio, el inmenso talento de sus creadores. Ellos se nos revelan como múltiples profesionales, polisémicos y polifónicos enriquecedores de una enunciación popular sin límite: son sociólogos, psicólogos, antropólogos, historiadores, politólogos, trabajadores sociales, pedagogos y hasta adivinadores. Esa es la maravilla que hace posible crear un Programa de esas dimensiones y de ese calibre profesional.

Un amigo mío graba el Programa para luego continuar escuchándolo durante toda la semana, y además, los colecciona para animar las fiestas familiares. Viaja a su trabajo, y mientras cruza por esos campos de batalla que llamamos eufemísticamente carreteras nacionales, los escucha para sentir más deseos de vivir alegremente y eufórico. Imitándolo, conseguí algunos Programas grabados y los envié a Suramérica y a Europa, para deleite de nuestros compatriotas en el extranjero y de sus amigos hispano parlantes. Sin lugar a dudas son poquísimos los artistas que pueden lograr esto en el mundo de hoy, y los Cantaletos lo logran con suma facilidad para sus oyentes. ¡Hasta en eso es democrática la Cantaleta!

Nuestra vida democrática se enriquece y fortalece con la existencia de este Teatro Popular que escuchamos por la radio, porque nos educamos como ciudadanos que escuchamos la crítica, la sorna, el chascarrillo y la burla simpática, con naturalidad y serenamente. El único precio posible es reír hasta desternillarse y arratonarse las sienes de batir las mandíbulas. ¡Hasta los alimentos caen mejor escuchando la Cantaleta! Porque la risa sana ayuda a lograr una mejor digestión.

¡Larga vida a la Cantaleta y a sus Cantaletos!
¡Larga vida a los Hermanos Grosser!

San Isidro de Heredia, octubre de 2007

lunes, 15 de octubre de 2007

¡Aquí estoy... Patria!

¡Ay Patria… aquí estoy!
Con una bomba de lágrimas haciéndome olas
en el pecho…Intacto Incólume Inamovible… Invencible.

Caminando erguido por las calles y callejas de mi pueblo,
Invadido de sonrisas colgando de mis labios,
Repartiendo besos dulces y macizos.

Orgulloso, hoy me proclamo Zurquí colosal,
Irazú en reposo,
Chirripó total,
Patriota duro.

¡Ay Patria!
Ya NO caerás más en manos sátrapas:
¡ Jamás habías encontrado tantos hijos amorosos ¡
¡ Jamás habías encontrado tantas hijas valerosas ¡

Siento en lo más oscuro de mi CORAZÓN
esa LUZ de amor que tanto Pueblo
me encendió en el pecho.

Digno hoy me Erizo…
Encendido por la Antorcha
definitiva de la Historia:
Digno hoy, ante tus Pechos me arrodillo.

¡Aquí estoy…Patria,
Amiga
Amor
Madre
Compañera!

Aquí estoy,
No temas por favor…
Te aseguro que con la ROSA más bella de estos montes
estaré en tu puerta vigilando. Descansa amor un rato,
descansa que ya vamos llegando.


Claudio Monge

La Universidad, la Acción Social y nosotros


El Mundo se debatía entre la oscuridad dogmática y sectaria y la pujanza de millares de personas valerosas que propugnaban la Luz del Conocimiento. Pero no había debate: era más o menos una lucha de burro amarrado contra tigre suelto, porque la Oscuridad ostentaba el poder absoluto, y además, sus ostentadores se creían o hacían creer a los demás que este emanaba de un mandato Divino. Por eso, aquellos y aquellas valerosas personas que luchaban con denuedo porque creían que otro mundo era posible, sufrieron la calumnia, el chantaje, le extorsión, la amenaza del miedo, la siembra de cizaña, la persecución y hasta la muerte.

Aquel mundo de oscuridad se asentaba en relaciones desiguales y desproporcionadas: los intimidadores y redactores de mandatos vivían en la opulencia y la bacanal, y los valerosos eran la voz y el puño de las inmensas mayorías explotadas y humilladas. En esa época de la temprana Edad media, la sociedad estaba totalmente fragmentada debido a la arrogancia, la prepotencia y el abuso de poder por parte de esa clase social que se hartaba con manteca frente a un pueblo indefenso y hambriento. Aquí vale la pena recordar la famosa frase antigua, que pareciera no envejece: “EL PODER CORROMPE, Y EL PODER ABSOLUTO, CORROMPE ABSOLUTAMENTE”.

Eran propietarios de todo: la economía, la explotación, los medios de comunicación, la iglesia y hasta de Dios. Los otros, las mayorías, eran sólo dueños de la miseria y de la injusticia.

Muchas personas valerosas, mujeres y hombres, experimentaron la muerte bajo tortura oculta o pública, para escarmiento de las multitudes. Pagaron con sus vidas y las de sus familias, el deseo de construir un mundo mejor: de justicia, fraternidad y amor. Su sueño de ver la Luz iluminando al Mundo, tuvo que pasar por un martirio indescriptible e inhumano. El poder del oscurantismo se asentaba sobre montañas de huesos y de sangre. Aquellas y aquellos CORAZONES VALIENTES ofrendaron su trabajo, sus esfuerzos, sus escasos recursos y hasta sus vidas para demostrar que un mundo justo y noble se puede construir.

Entonces, en ese contexto nace la UNIVERSIDAD, precisamente como aquel espacio nuevo que permitirá a la Sociedad dar un giro hacia la LUZ del conocimiento y de la VERDAD. Se plantea entonces un nuevo paradigma para el mundo con este NACIMIENTO: la UNIVERSALIDAD. Es decir, el espacio donde el DEBATE es regla y norma, donde los saberes se despojan de los grilletes de la ignorancia y la ignominia. Desde ahí se construirán nuevas formas de concebir el mundo y se ofrecerán alternativas para demostrar que el DESARROLLO de la sociedad se puede lograr sin odiosas exclusiones; estableciendo modelos alternativos dentro de los cuales todas y todos caben sin expulsiones; inclusive los piromaniacos que disfrutaban del olor a carne humana quemada. Aquellos, probablemente sean los antepasados de los que siglos después siguen creyendo que desatando el miedo, promoviendo el chantaje y sembrando la cizaña, se pueden eternizar en el poder materialista y anticristiano del Mercado Salvaje.

Así, entonces, la UNIVERSIDAD deviene en espacio para pensar libremente, para descubrir las respuestas a las interrogantes que apremian al ser humano, para convertirse en CONCIENCIA LÚCIDA de la sociedad, para acompañar con su lámpara al pueblo en su desarrollo.

Hoy no podría ni debería ser diferente, porque se estarían pisoteando las nobles ideas y el sacrificio de sus fundadores, toda vez que aquellos que desconocen su origen construyen castillos sobre bases de arena. Esto ha quedado demostrado a través de la Historia de América Latina, donde las Universidades han sido las víctimas de la fuerza bruta, siempre que se han impuesto los regímenes de facto o inconstitucionales.

Las universidades no pueden ni deben transformarse en fábricas de conocimientos secos y estáticos, porque eso las des – liga de su esencia:
re – ligarse a la LUZ del conocimiento que conduce a la libertad del ser humano. Aquellos lugares donde se imprimen títulos para venderse no son Universidades, son mercados que autorizan a cualquiera para que siga como GUÍA CIEGO por el mundo. Por eso, los ejes fundamentales de una Casa Superior de Estudios, deberán siempre girar alrededor de la espiral ascendente que conduce al desarrollo con justicia social y libertad.

En diversos documentos he investigado acerca del origen y los propósitos de la Universidad Católica de Costa Rica, y partiendo de la premisa que aquí todos conocen este asunto, me atrevo a expresar algunas opiniones conducentes a dar una visión externa y franca; una opinión de amigo.

Reza uno de los documentos que consulté que la Universidad Católica de Costa Rica no puede ni debe ser “una Universidad “otra”, y como para el buen entendedor pocas palabras bastan, yo comprendo que esta máxima es clave para comprender que los fundadores de esta Casa Superior de Estudios, no querían otra más, sino una NUEVA y DIFERENTE, re – ligada a la VERDAD que nos hace libres, al CONOCIMIENTO que nos arma para desentrañar la mentira y a la JUSTICIA que es la meta de todo cristiano católico. Los fundadores no querían una fábrica de monedas, sino una CASA DE LUZ para liberar.

Entonces, su Proyecto Pedagógico debe ser diferente: renovador, denunciante y anunciante, es decir, que denuncia, anuncia y renuncia. Es un proyecto de FE y de ESPERANZA que se fundamenta en la Doctrina del Cristianismo. No se quedará en la simple transmisión mecánica del conocimiento seleccionado adrede, sino que promoverá la adquisición de un saber justo y noble. Ese saber es Aquel que forma a seres humanos completos, que serán capaces de denunciar ese mundo disparejo y feo que otros han construido para salvaguardar sus privilegios y desafueros y que a su vez golpea toda dignidad humana, pero que no se estaciona ahí. Ese nuevo Profesional ANUNCIA, es decir, propone asertivamente alternativas para destronar la injusticia y se inserta en la construcción del REINO que se asienta en el AMOR. Significa esto, que quien escoge formarse en esta Universidad sabe, o debería saber, que esa decisión en gran medida lo obliga a renunciar a su participación en la construcción de un mundo desigual e injusto; un mundo desproporcionado y desagradable para un cristiano católico que conoce y practica el MANDAMIENTO MAYOR.

Interpreto que esto es lo que convoca para plantear las afirmaciones que leo a continuación:

“Excelencia es así la única clave en la que debemos expresarnos y la única vía posible para ser fieles a la historia y para ser auténticamente contemporáneos a nosotros mismos.”

“La Universidad Católica, comprendida de modo general, es una comunidad académica que garantiza de forma institucional la presencia cristiana en el mundo universitario y que deja ver algunas características como las siguientes: está animada por una inspiración cristiana que la marca y la caracteriza, es siempre capaz de la reflexión madura y rigurosa a la luz de la fe católica sobre el creciente tesoro del saber humano, es siempre fiel al modo en que la Iglesia transmite la revelación y está al servicio de la humanidad para recordarle de modo constante su fin último.”

“Es un lugar desde el que la realidad se busca comprender; un centro que busca la verdad y que se anima cotidianamente de cara a la integración de los saberes para que así y desde ellos, promover el diálogo fe – razón y sostener la importancia de hacer valer la prioridad que merece lo ético, la causa del ser humano y su condición de ser abierto a lo infinito.” (subrayado y negrita propios)

Y partiendo de esta caracterización, la UCA de CR:

“Está llamada a ser luz permitiendo que la confluencia de esa verdad con la justicia sea gestora de libertad, pero de una libertad auténtica en la que cada persona – acercándonos a los principios que en su momento expusiera Rawls - tenga su lugar y un acceso real a ser lo que se debe desde el ejercicio de una ciudadanía rica en posibilidades apreciables.” (subrayado propio)

Les pregunto: ¿Es esta la Universidad que ustedes están viviendo hoy?, ¿Es esta la Universidad que Ustedes escogieron para formarse?, ¿Es esta la Casa Superior de Estudios que Ustedes ayudan a construir desde su Compromiso Cristiano?, ¿Es esta la Universidad que por su esencia los compromete para asumir sus obligaciones como Profesionales Guerreros de la Justicia?, ¿Ayudarán a construir el Reino una vez formados y titulados?

El pasado domingo, cuando disfrutaba la Santa Eucaristía, pensaba en este momento, al escuchar la Profecía de Amós (8, 4-7): “Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojaís a los miserables, diciendo: “¿Cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?” Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.” (Palabra de DIOS)

¿Acaso puede, una o un profesional cristiano, desoír la Palabra de Dios y sentirse bien en el ejercicio de su conocimiento? Esta pregunta me obliga a formular otra: ¿Puede un ser humano formado y titulado en esta Universidad, ser un misionero de la INDIFERENCIA?


Mi Fe y mi ESPERANZA me responden ¡NO!


Mi Corazón y mi Razón me obligan a concluir que ustedes dicen NO a ese mundo descrito por el Profeta Amós.

Afirma el Presbítero Mauricio Víquez, en su ponencia al Congreso Universitario:

“(El) reino de Dios (en cuanto utopía y siempre como un ir de menos a más) es el horizonte y finalidad de toda actividad cristiana, personal e institucional; y lo es también de la universidad” . Así ella ha de tener claro que está en función de ese reino y no de sí misma. Es instrumento de denuncia y de desenmascaramiento de todo lo que resulte ser antirreino y ello mediante el correcto direccionamiento de todas y cada una de las actividades propias del ambiente universitario”. Y agrega esto que para mí, es la esencia de la ACCIÓN SOCIAL de la Universidad:

“Esta conciencia instrumental de la Universidad Católica la hace realista y servidora, también, una institución que conoce el gozo de sentirse seguidora del ideal cristiano con todas sus aristas. Sólo así tendrá conciencia clara de ser lugar de sentido, esto es, que resulta capaz de marcar nortes en medio de una sociedad que, como la nuestra, lo ha perdido desde hace tiempo.

Debe ser consciente también de todo lo que parece ser contrario al esfuerzo para que “la vida humana sea cada vez más humana”, para que todo lo que compone esta vida responda a la verdadera dignidad del hombre.

Las Universidades en general y la Universidad Católica en particular, en cuanto agentes de humanización, deben sentirse invitadas –si desean ser consecuentes con sus mismos orígenes - por unos principios humanistas que las lancen a ser protagonistas en la construcción del proyecto ético global que ha de surgir y que ha ser capaz de poner al ser humano en el lugar que le corresponde y que nunca debió perder. El quehacer universitario en el seno de una Universidad no puede bajar la guardia ni apagar el espíritu que le es propio de frente a un entorno marcado por sombras diversas que constantemente atentan contra la dignidad y vocación del ser humano.” (subrayado propio)

Su Santidad, Juan Pablo Segundo, nos convocaba a construir la “Globalización de la Solidaridad” frente al egoísmo materialista del mercado sin límites, deshumanizado y aliado no a la promoción de la dignidad humana, sino a la destrucción de la VIDA. Y nuestro Obispo de Roma, hace tan sólo tres días recalcó que el capitalismo no es el único modelo válido de organización económica y que el problema del hambre y el ecológico existente evidencian con claridad que la lógica del beneficio “incrementa la desproporción entre ricos y pobres y la ruinosa explotación del planeta.” Entre otras cosas señaló, durante el Rezo del Ángelus, que el dinero per se “no es deshonesto”, pero que si lo valoramos más que a otras cosas, “puede llevar al hombre al egoísmo ciego” Aquí se trata, aseguró, de usarlo “no sólo en interés propio, sino en interés de los pobres imitando a Cristo.”

El Papa manifestó que acerca del tema de la riqueza y la pobreza se confrontan dos lógicas económicas, la del beneficio y la de la distribución ecuánime de los bienes, que no estarían en contradicción, necesariamente, siempre y cuando sus relaciones “estén bien ordenadas”. (periódico La Prensa Libre, lunes 24 de septiembre de 2007)

Esta advertencia de Benedicto XVI se da precisamente en el marco de una coyuntura mundial en la cual, las poderosas fuerzas del mercado capitalista pretenden imponer a los pueblos de la tierra, esa lógica egoísta y anticristiana que el Santo Papa denuncia.

Entonces, traigo a colación la introducción que hice acerca del origen de las Universidades, que surgen justamente para derrotar esa misma lógica del materialismo, la lujuria y la decadencia social. Esto nos indica que toda la actividad de la Universidad debe girar alrededor del eje de la Justicia: su investigación, su docencia y su proyección social. Como afirma el Presbítero Mauricio Víquez, esta Universidad debe ser… “un centro capaz de formar profesionales “hombres y mujeres para los demás y con los demás (…) `competentes, conscientes, compasivos y comprometidos`”

“Es claro que la Universidad Católica, para ser de verdad “otra”, ha de sentirse impelida por una grave exigencia a soñar con un mundo que sea más comunidad y menos aldea, un mundo más movido por la responsabilidad que por el egoísmo, un mundo más atento al futuro y a los que están aun por venir.”

Visto así el panorama nacional y mundial, y pensando en las exigencias y las obligaciones de una Casa Superior de Estudios de este calibre, la acción social debe siempre orientarse hacia la consecución del BIEN COMÚN por encima de todo egoísmo insostenible. Asumir el compromiso cristiano siempre, en todo lugar y a toda hora. Soy y existo por el Prójimo. Conozco a quién nos ha señalado el Camino y la Verdad. Lucho por la construcción de la VIDA, y esta, sin la meta de contribuir a la edificación del Reino de Dios, no tendría sentido para los profesionales de nuevo cuño.

Concuerdo con el autor de estas frases:

“Se trata de una empresa de servido al Reino que requiere de dos ingredientes esenciales: Dios y audacia.”


“La Universidad no puede estar satisfecha formando profesionales, debe saber que es universidad en contexto, llámese país, llámese humanidad. La institución debe sentirse de lleno constructora de un proyecto país, de una sociedad de justicia social , idea que brota de la convicción de que en Costa Rica aun tenemos muchas tareas pendientes. Esto será capaz de dar orientación y coherencia a todo el trabajo intelectual que se realice en nuestras aulas.”


Esta Universidad es depositaria de centurias de conocimiento y experiencia, lo cual debe aprovecharse al máximo para que su quehacer general y su proyección social hoy, sean acordes con el contexto actual. Si las fuerzas del egoísmo empujan a cualquier precio un mundo de exclusiones, los profesionales de esta Institución deberán sumarse con sus conocimientos al trabajo que defiende la dignidad del ser humano y la Vida por encima de jugosos capitales que deprimen el Espíritu y fomentan la miseria humana. Se debe asumir el…


  • Compromiso con la construcción del proyecto – país, inspirados en los principios del humanismo cristiano, esto a partir de la convicción de que solo en Cristo encontramos la verdad plena sobre lo que el ser humano está llamado a ser.
  • Compromiso con la forja de hombres y mujeres plenos, es decir, nuestra mirada sobre el ser humano es integral, y en la Universidad nos abocamos a la tarea de formar personas, no profesionales. 

Por ello…

“Es bueno recordar que los egresados de estas aulas deben tener una verdadera pasión por la justicia, procurando crear con todo su empeño una sociedad más justa, solidaria y humana. Por eso es indispensable que se estudien los mecanismos que generan la injusticia y que se tenga contacto real con los marginados, con los más pobres y con los que más sufren… con la verdad de nuestro país.”


Hoy, la Patria nos convoca a decidir qué tipo de Sociedad queremos: una inclusiva y solidaria o una excluyente y egoísta; y en esta coyuntura, la acción social de la Universidad debe conducir a la concreción de los principios y fundamentos que aquí hemos esbozado y que se pueden concretar con una de las bellas expresiones del Salmo 112:



“Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.”


Claudio Monge Pereira
San Isidro de Heredia, septiembre de 2007.

martes, 18 de septiembre de 2007

Dios está triste y nosotros con Él


Todos los días me formulo esta pregunta: ¿Cuánto duró el Padre Celestial construyendo sus bosques y sus montañas? Sólo Él, propiamente lo sabe. Pero creo que no duró poco, porque Aquel que trabaja con tanto amor; prefiere realizar sus cosas con ternura y precisión. Por eso siento que dedicó mucho tiempo a la contrucción de nuestro Cerro Zurquí y de sus otros hermanos. Y no le fue fácil precisar tanta belleza, porque Él tiene tal cantidad de opciones en sus mesas de diseño, que el único elemento que lo impulsa para tomar una u otra decisión, es el inmenso Amor que le tiene a sus Hijos Humanos; aquellos que posteriormente recibirán el derecho de habitar en sus Creaciones. Es un acto de Fe y de Amor. Pero es un solo acto que no se repite y no se repetirá. Porque el Padre queda agotado después de concretar una Obra de tal envergadura. Y no puede estar repitiendo aquello que con tanto esmero hizo. Debe dedicarse a otros proyectos, como el mar y las estrellas. Él es un Padre todo Amor, y lo que hace está inspirado por el maravilloso aprecio y respeto que le tiene a los hijos que disfrutarán de su Creación. Es un Padre que escoge lo mejor para ellos. Entonces, cabe hacerse otra pregunta, ¿Qué hijo desprecia y destruye el Hogar que su Padre con tanto Amor le construyó? Probablemente ninguno. ¿Y qué hijo permite que otros vengan a destruir ese Hogar Heredado sin hacer lo necesario para evitarlo? Sólo un hijo desagradecido e ingrato lo consentirá cruzado de brazos. El Padre Celestial construyó los montes y los yurros, los ríos y los riachuelos; y los enseñó a cantar como a los pájaros; y a viajar como los planetas; y a sentir como nuestros corazones. El Padre no olvidó nada: hasta nos creó a su Imagen y Semejanza para que buscáramos la Perfección que se encuentra en su Palabra y en sus Hechos. ¡Por sus hechos los conoceré, dijo! Y así las cosas, yo no quisiera un día, estar al frente de Él con la cara roja de vergüenza por no haber cuidado y defendido su Heredad.

Yo actuaré como un Hijo agradecido que ama a su Padre y cuida lo que Éste le ofreció. Sabemos que la Heredad Divina es un préstamo que el Señor nos hace para que lo preservemos y lo amemos; y a su vez lo demos en Heredad a nuestros descendientes. ¿ Qué les daremos si dejamos que los buitres y los chacales acaben con sus frutos y sus criaturas? ¿ Qué simiente pondremos en las manos de nuestra descendencia si cerramos los ojos como ciegos voluntarios ? ¿ Y dónde sembrarán el Pan de cada día, si permitimos que los glotones de una sociedad consumista y materialista, cubran el tibio y negro humus con plásticos, vidrios y latas? ¿ Acaso seguiremos para siempre en la danza desenfrenada del despilfarro y el desperdicio? ¿ No es que el becerro de oro ya había sido destruido para siempre?

Un Hijo enamorado de su Padre Celestial no lo abandona ni lo traiciona; no le muerde la mano, ni deja que otros obnubilados por el dinero lo hagan sin una digna oposición de nuestra parte.

¡Reinarás entre todas las Criaturas!, dijo: Pero sin arrogarte el derecho para exterminarlas. Aspirarás el aire dulce y puro; olerás el perfume de las flores; beberás del manantial silvestre; tu vista se deslumbrará con los colores del arcoiris y la mariposa; y el pájaro le pondrá música a tu trajinar por los cuatro vientos. ¡Pero no tendrás derecho a negar tu Procedencia Divina con actos deshonrosos!

¡Honrarás a Padre y Madre ! Es decir, honrarás Amor y Vida en un solo racimo de bendiciones. Padre y Madre: cinco letras. Amor y Vida: cuatro. Dios: cuatro; como Agua y como Aire; como Alma. Tierra: seis letras; como Acción. Como Zurquí. Padre cinco como HOGAR. Hijo cuatro como Amor. Amor cuatro como Dios.

Yo quiero ser un Hijo agradecido y amoroso, por eso respeto su Creación y la defiendo; por eso estoy aquí y lucharé para que mi Padre Celestial se sienta orgulloso de mis actos.

¡Acaso podría haber algo más bello!

Claudio Monge Pereira
San Isidro de Heredia, 26 de junio de 1999.

viernes, 24 de agosto de 2007

La Chispa del Zurquí


(relato testimonial del fracaso del TLC)
Claudio Monge Pereira
Regidor Municipal, San Isidro de Heredia


Preparativos:

Como coordinador general de la actividad que culminaría con un debate acerca de este TLC, entre la Patria de la Mayoría y la patria de la minoría, puedo dar testimonio de todo lo acontecido antes, durante y después de los sucesos. Fue el Concejo Municipal que me solicitó, como Presidente de la Comisión Municipal de Cultura, que organizara ese encuentro entre el NO y el si. Lo primero que hice fue hablar con Marianela Salas para manifestarle los pormenores de la patriótica iniciativa municipal. Le pedí que lo comentara con el periodista don Gerardo Zamora, de la Fundación Cultural Herediana FUNDES. Por mi clara y férrea oposición a la venta de Costa Rica al postor de turno, decidí otorgar la posibilidad a una organización neutral para que detallara los pormenores. Esa es la Fundación FUNDES, un bello ejemplo para la Juventud de nuestro país. Pasaron algunos días y me llamó a mi casa don Gerardo Zamora. Le detallé el acuerdo municipal y la fecha para ese Acto Cívico. Él aceptó colaborar con nuestro Gobierno Local y así cumplió. Me llamó algunos día después y me comunicó que el debate sería entre Kevin Casas y Eugenio Trejos. Lo planteado constituía un suculento plato para nuestra comunidad, rica en tradiciones patrióticas y la defensa de su Patrimonio Ambiental y Cultural. Comunidad que supo salvar el Parque Nacional “Braulio Carrillo” al evitar con razón, valentía y fuerza, la instalación en su límite del relleno sanitario sustitutivo de Río Azul. Comunidad que supo expulsar de sus tierras a Acueductos y Alcantarillados, devolviéndole sus medidores usureros y adhiriéndose como accionista por su propia voluntad – al igual que el Glorioso Partido de Nicoya – a la Empresa de Servicios Públicos de Heredia. Comunidad que supo enterrar la declaratoria oficial como Patrimonio Histórico y Arquitectónico de su bello Templo católico, por parte del MCJD. Comunidad, en síntesis, que por cuyos callos en las manos sí entiende, qué significaría trocar la tosca herramienta por otra cosa; por ejemplo, la lucha tenaz y permanente: arma maravillosa de los pueblos libres y altivos.
No viene al caso relatar aquí las peripecias que pasó don Gerardo Zamora, por su parte, y las que pasé yo por la mía, para que ese debate no se abortara; cosa que estuvo a punto de suceder siempre, y con más probabilidad luego de las declaraciones del Dr. Trejos frente al edificio del TSE unos días antes. No sé que hizo don Gerardo. Yo sí presioné al señor Rector del ITCR a través de sus asesores, diputados y dirigentes del NO. Fui enfático:¡Con San Isidro de Heredia no se juega! Si se comprometió tres semanas antes, viene o viene. Por su parte, la Alcaldía Municipal y la Administración habían sudado la gota gorda procurando el Gimnasio del Colegio, las sillas para la cancha por si las graderías, que albergan sentadas a dos mil personas, se llenaban; el sonido, el sobrio podio de la Iglesia de Santa Elena de San Isidro, y entre otras cosas, el servicio de comida que se contrató en la sala de Sesiones del Concejo Municipal para los invitados; luego de la jornada pedagógica y cívica. Relato esto para desmentir al joven Casas, cuyas declaraciones falsas a la prensa indican que don Eugenio llegó rodeado de “turbas”, turbas mentales que lo hicieron arribar turbado a nuestro bello cantón montañoso.

Antes del debate:

El primero que llegó fue el emisario de Casas, un señor de mediana edad, calvo y de semblante muy asustado, lo cual asumí porque el gimnasio se llenaba rápidamente y afuera había un grupo de muchachos tocando la batucada y cantando piezas populares con letras nuevas, proclamando el NO. Además, tremendo detalle, parecía que no llegaría nadie del si; ni de San Isidro ni de afuera. Ese señor constantemente atendía su celular y sudaba la gota gorda. Por conocer yo los más íntimos detalles de la organización sabía que don Eugenio venía en camino desde Limón y llegaría a eso de las 7:30 de la noche. También lo sabía don Gerardo Zamora, y obviamente lo sabía el joven Casas. Como aquí en San Isidro ya no comulgamos con ruedas de carreta, aunque las amemos, yo comprendía claramente que quien llamaba constantemente al calvito era su Vicepresidente; seguramente para preguntarle si ya el Rector había ingresado y hacerlo luego él como en pasarela. Y así sucedió. Antes, debo decir que uno de los asesores del Rector también estaba en el gimnasio y también parecía muy preocupado, sólo que no abusaba de su celular. Lo hizo cuando yo le pedí que le consultara al invitado si ocuparía el apoyo audiovisual, lo cual hizo, y una vez confirmado, tuvimos que correr literalmente para procurar una sábana blanca y limpia que colgaríamos de uno de los marcos para futbol sala.
Llegó primero el Líder del NO y yo lo recibí oficialmente de parte del Concejo Municipal. Mientras lo acompañaba a través de todo el gimnasio, la multitud lo ovacionaba y lo aplaudía. Lo presenté a la señora Alcaldesa, al Presidente Municipal y a otros miembros de nuestro Concejo. A partir de ahí lo dejé en compañía del periodista Zamora. Como por arte de magia (¿celular?... del ICE) hizo su aparición el señor Casas, sublíder del si. Entró asustado, y más se puso al escuchar la afinada rechifla popular que lo acompañó hasta la mesa principal. A él no tuve que presentarlo porque está acostumbrado a repartir cajas de atún, bonos devaluados, medias becas y otras dádivas en este cantón. Por ello mis compañeros aristas del Concejo lo conocen muy bien. Entre regidores, síndicos y alcalde y vicealcaldes, el nuestro lo integramos 25 personas. De ellas, 19 son aristas. Dejé al Vicepresidente con don Gerardo Zamora. Cuando regresaba hacia la puerta, unas amigas aristas del Concejo me dijeron que deseaban una fotografía con “don Kevin…que está buenísimo”. Fui y solicité a mi hijo que me facilitara un momento su cámara digital. Volví al frente y llamé a mis compañeras, que se rehusaron demostrando un temor o pena inusitados para acercarse a su reconocido galán. Me acerqué a Casas, lo miré hacia abajo y él lo hizo hacia arriba (aclaración: mido casi metro noventa), le comuniqué que mis compañeras del Concejo deseaban una fotografía a su lado. Él estaba tembloroso, sus comisuras aleteaban como mariposillas nocturnas, sudaba copiosamente. Me contestó con su voz a punto de quebrarse que no…que a lo mejor al final y ejeeé…me dio su espalda. Yo lo miré nuevamente hacia abajo y muy apenado le dije a mis amigas que su Vicepresidente no deseaba fotos en ese estado. A mi me dolió mucho por ellas, porque cuando él reparte en nombre ajeno lo que el pueblo financia, ellas lo siguen diligentes y a punto de transformarse en alfombras. Si, cuando ha venido acompañado de un apresuradamente jubilado ex viceministro repartidor de medias becas a estudiantes, llamado algo así como Robalino Rodrimiles, sí ha posado orondo y lirondo.

La Comitiva casiana (¡casera nunca!):

La constituían unas diez personas, todas militares vestidas de civil. Como juegan de rambo es fácil identificarlos. Se apostaron detrás, allá al fondo, cerca de los servicios sanitarios. Jamás se sentaron al principio. Después lo hicieron algunos en puntos estratégicos para comunicarse por eso que llaman “guoki – toki”. Parecían lobatos de una tropa scout. Uno no se quitó nunca sus lentes oscuros, demostrando su maravilloso adiestramiento en alguna Escuela de las Américas.
Bueno, y el Rector llegó solo, lo que me impresionó mucho. Era la tercera vez que lo miraba en mi vida: la primera fue en el Auditorio de la Conferencia Episcopal, la segunda frente al TSE y la tercera en nuestro gimnasio financiado a punta de latas de aluminio, cartón y periódico para reciclar. Esto me da algo de pena decirlo, porque trabajé para una Universidad Estatal 35 años y jamás lo había visto antes de esas tres veces. Lo he abrazado en todas las ocasiones, y temo por él, porque mi corazón siente que es un ser humano sumamente bueno y pacífico. Desde que lo conocí no lo he negado. Mis tres abrazos son el reverso de tres cantos de gallo. Mi “conversación” más larga con él ha sido la presentación que le hice ante los miembros de nuestro Concejo Municipal. Desde entonces, no lo he vuelto a ver ni he hablado con él. No creo que él me recuerde.

El debate:

Ganó la rifa Casas y su rostro era un bono…esbozó algo más o menos parecido a una sonrisa. Don Eugenio se puso de pie y se dirigió a la concurrencia con el garbo y la humildad propias de un educador avezado. Expuso sus argumentos y señaló las situaciones que vive y ha vivido nuestro país, a raíz de actos inescrupulosos de corrupción: todos entendemos que se trata de alcatel, millicon, fodesaf, préstamo finlandés, préstamo español, fischel, “correcciones de estilo” por un millón de dólares, y otras cositas. Drácula y el Vampiro cuidando el Banco Nacional de Sangre. Don Casas se enojó tanto que parecía sentirse aludido, por lo menos algún pariente suyo de dudosa trayectoria y supuesto chupasangre estaba en su mente aturdida. El Rector siguió su alocución con datos, cifras y argumentos. Por algún momento creí que era muy elevado para la multitud, y muy tedioso, pero me equivoqué. El pueblo isidreño vibraba porque la exposición, no obstante sus tecnicismos, llegaba muy clara a sus corazones y su mente. Si, porque cuando un pueblo decide ser independiente, su corazón se torna inteligente y su mente apasionada. Don Eugenio cerró con un llamado al patriotismo y a utilizar la mejor de las armas: nuestros lapiceros.
Luego intervino Casas. Ensayó su mejor pose y de plano descalificó irrespetuosamente al Dr. Trejos. Jamás le dijo “Don Eugenio o Señor Rector”, como nos enseñan los educadores en nuestra Escuela José Martí (¡El de Nuestra América!); o nuestros campesinos padre y madre y abuelos. “Rector” a secas y señalándolo con su índice a la cara, como no se debe hacer según nuestra educación pública y gratuita; costeada por todas y todos. Sonaba muy feo así...“ rector”, a secas y sin mantecas. Feo muy feo. Eso lo descalificó como contendiente, y mi pueblo se lo reclamó chiflándolo. Así transcurrió su intervención política el joven Casas, que de paso atacó a mansalva al Diputado ausente, don Oscar López; además de denigrar a los pueblos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, por hacer uso de su democracia eligiendo y reeligiendo a tales monstruos. Detalle importante es resaltar que la desatada adrenalina de Casas lo traicionaba, y cuando terminaba su turno al “contestar” las preguntas del respetable (¡Si: campesinos muy respetables!), tiraba el micrófono violentamente contra la mesa. Muy diferente el Señor Rector, que las múltiples veces que la malacrianza de Casas lo interrumpió, detenía su alocución y como caballero cabal extendía el aparatito hasta la distancia adecuada de la lengua de su interruptor, para que el pueblo lo pudiera escuchar. La arrogancia típica de los señoritingos saltaba a la vista y paciencia de la multitud. Pero como aquí en Heredia los llamamos los “LORES”, los conocemos y conteníamos nuestro malestar por tales desplantes de mala educación. Ya para ese momento había hecho su ingreso Lord Sánchez, acompañado de su asesor don Allan Trigueros, un magnífico caballero herediano, excelente Escritor desperdiciado por andar en esas cosas politiqueras, y por supuesto su séquito de igualados y buscadores de fortuna. Lord Sánchez tiene una particularidad que habla bien de sí mismo: a él se le desborda hasta por las orejas finas que tiene, su abolengo de realeza cafetalera herediana; y eso es bueno porque él no lo oculta. Él es sincero con su porte y yo siempre he alabado su esfuerzo para parecer humilde frente a los humildes. Qué ese esfuerzo se note tan forzado es otro asunto. Él es Sánchez de los Arias y basta. No traiciona su cuna y ella le brilla en los ojos, por eso su mirada es desafiante y sarcástica cuando ve hacia el “populacho”. Es retadora, porque él aún no sabe cómo comportarse cuando anda por el mercado, de tanto que los paseos de las flores le palpitan en su bolsillo. Lástima que llegara tarde al debate, porque segurito lo habrían recibido de la misma manera que al señor Kasas: para ese momento ya no quedaba dudas de que Kevin era Kasas…casi Houses por su acentuado patriotismo transnacional. Bueno, y lo demás lo sabe todo San Isidro y con nosotros el periodista de Canal Siete don Gerardo Zamora. Mr. Kasas le pidió cinco minutos adicionales para agradecer a la comunidad isidreña su interés y su entusiasmo, y a la vez arengarla para salir a votar por su si. Pero hizo lo contrario. Jugando de lo que no es, porque la experiencia es un peine que nos dan cuando ya nos hemos quedado calvos, quiso asustar al Doctor Eugenio Trejos; el Señor Rector del Instituto Tecnológico de Costa Rica, para nuestra honra y la de la Patria; coordinador de esta avalancha costarricense por el NO. Lo señalaba con su delicado dedo señoritingo, lo amenazaba y según él, lo desmoronaba por haber afirmado que sobre su cadáver pasaban este TLC. Pifió una vez más Kasas…garrafalmente (esta palabra me suena a garrafa y entonces me acuerdo de don René Castro y sus habilidades de ciudadano conductor…perdón por la distracción, pero ¡qué difícil es con estos patriotas de pacotilla!), porque el señor Rector lo puso en su lugar, lo señaló con su índice para demostrarle que ser caballero no significa ser pendejo. Y lo colocó en su lugar, con la vehemencia propia y la convicción de un Mahatma Gandhi que sabe a cabalidad que la SAL es nuestra. Entonces las casas que traía el repartidor de bonos y medias becas se desmoronaron y su cordón umbilical se le zafó de la base: se puso de pie, jamás en pie, y retó a don Eugenio a zanjar la aplastada que le dieron con el recurso de los pachucos. Lo gritó y lo retó, como habría dicho mi abuelita campesina, lo altanereó; pero qué va, sonó por todo el gimnasio el Himno al 15 de Septiembre, el de Campabadal el Patriota, que no de los traidorcillos o traidorcillas. Tiró todo y se largó de nuestro pueblo. Llegó con su danza de lobos y se fue dejando atrás un ladridillo de chiguaguas. Ese fue Kevin. Yo estuve ahí y lo sostengo. Este abrazo.

Final:

Después de lo que relato testimonialmente,
¿Qué pasó en el salón del Concejo Municipal con la comida? Mañana les cuento. ¡Otro abrazo!

San Isidro de Heredia, 2 de agosto de 2007-08-02

Sin Danza y Sin Lobos


Es extraño
Acabo de llegar a casa:
Todos duermen…sólo los gallos y los pájaros
escandalizan la mañana…
Tengo hambre.
No tengo sed: esta
me fue saciada hoy,
cuando Kevin Casillas
se salió de sus CASAS
al aceptar que sólo sus guardaespaldas
lo aplaudieron…

Don Eugenio, virilmente,
demostró que es BIEN NACIDO.

El pueblo vibró.
El rico tembló…se enojó, pataleó.

Kevin sin lobos, en una danza que no supo danzar,
abandonó nuestro gimnasio seguido de sus zaguatillos.

Es duro lo que digo, pero eso vi:

Un dólar devaluado con la cara de Kevin llorando:
Un traidor buscando la soga de Judas
para ajusticiarse.

Hoy miré al desgobernante espúreo
pidiendo que alguien le arrojara
un condón de cuerpo entero
para ocultar su histórica
impotencia.

Yo estoy en casa, esta que construimos mi compañera y yo
con préstamos honrados de la Banca Estatal, mi casa…la casa de mis hijos y de mis nietos, la casa donde esto escribo con un Che en el pecho que me patea el Corazón Gritando que no es tan sólo una camiseta…con un Ché en el pecho que me calienta la sangre y sonriendo me reclama:

¿Hasta la Victoria Siempre?

Canta el gallo del vecino…una dos, tres veces:

Pedro cuida las PUERTAS DEL REINO
COMO NOSOTROS…

Como el CORAZÓN que aprendió a gritar PATRIA y no YES.

Pasa el primer autobús hacia Heredia,
Seguro Kevin sin lobos y ya sin danza de perrillos, duerme.
Lo cuida un policía con hambre y con frío,
Un hermano nuestro desesperado.
Yo, en cambio, estoy encendido:

Aquella ANTORCHA
Me tiene el corazón al rojo vivo
Y ardo como las iras de un dios.

Y de pronto,
Ante mis ojos
se despliega la imagen y la voz de la Niña Evangelina
en aquella Escuelita Pública…

¡Sepamos ser libres…NO SIERVOS MENGUADOS!

Claudio Monge
San Isidro de Heredia
28 de julio, 4 de la mañanita

¡A Usted... Mincho!


(San Isidro de Heredia, 12 de julio de 2007)


Lo he visto varias veces en vivo que llaman ahora, cuando uno tiene la oportunidad de encontrarse adrede o fortuitamente con una persona pública y famosa. La primera vez fue en la gradería de sombra del Estadio Saprissa. Se jugaba un partido entre el Club Sport Herediano y el Deportivo Carmelita. Y mi pequeño hijo y yo fuimos a dar a esas graderías gracias a un solemne e inesperado aguacero. Lo digo porque yo siempre he militado en la gradería de sol, desde que nací allá en las tierras coloradas de mi natal Grecia y hasta que muera, tostado y sencillo al lado de mi pueblo. Como no llegó mucho espectador a mirar ese partido y llovía tanto, abrieron el portón que separa a la crema de la nata y corran todos a guarecerse. Yo no sé si ya Usted estaba allí sentado o si entró como nosotros, lo importante para este relato es que se sentó a nuestro lado. Siempre admiré esa manera valiente y gallarda con la que Usted viste la ropa de su pueblo, y aquel día no fue la excepción. Departimos durante el resto del partido. ¡Qué humilde me pareció aquel hombre que yo admiraba tanto por su coraje como jugador! Y no sólo como un simple jugador, sino como ese jugador que en Costa Rica no existe o no lo vemos: el Patriota que deja su corazón y su sudor en la cancha por amor a su tierra y no por los dólares superficiales. Esa fue la primera vez que lo miré a Usted, don Benjamín Mayorga. Durante mi trayecto de regreso a San Isidro de Heredia, le relataba a mi hijo sus heroicidades como defensor de los colores patrios allá en Italia.

La segunda vez que lo miré a Usted en vivo fue en las calles de San José, en un Desfile de los Trabajadores el Primero de Mayo. Yo, que asisto a esos desfiles desde que tengo uso de razón y Usted no había nacido, sentí una enorme alegría al verlo caminando al lado de los pobres y humildes de esta tierra. En otras ocasiones, para esa misma fecha, yo había visto por esas calles a una sarta de oportunistas que buscaban sólo fortalecer sus intereses con populismo y demagogia: Calderón Fournier, Miguel Ángel Rodríguez con llamativa camisa roja, futuros ministros de trabajo y diputados. Todos ellos, lueguito no más, se olvidaron del pueblo y no volvieron a los desfiles.

La tercera y la cuarta vez que lo miré a Usted fue también por las calles de San José , marchando con su gente contra esta vergüenza que los ricos y los ignorantes llaman TLC, pero que es una mampara para destruir a Costa Rica. Usted a mí no me recuerda porque yo soy un simple ciudadano que va por este mundo de la mano de los pobres y de los humildes, sin aspavientos ni burdas pretensiones. Pero yo a Usted siempre lo recuerdo y lo respeto mucho. Me lleno de orgullo nacional siempre que lo veo, y furtivamente me acerco para poder darle un apretón de manos y hasta un abrazo.

Fíjese que yo escribo esta simple reflexión por puro respeto y cariño que le tengo a Usted y a su pueblo; que también es el mío. Pero también lo hago por la malacrianza de don Hernán Medford (ahorita nos sé si es más bien Mr. Med Ford o Von Medford o Sir o Lord, qué sé yo); por ese irrespeto que la ignorancia hace vomitar a los palurdos. Yo a don Hernán sólo una vez lo miré en vivo. Fue en el hotel La Condesa en San Rafael de Heredia. Yo estaba ahí por asuntos ambientales en un foro de esos que convocan los “ambientalistos” que llamo yo. Alguien dijo que el Lord de Ébano andaba por ahí y entonces yo hice una apuesta con un amigo mío muy envenenado, herediano. Me le acercaría y le pediría su autógrafo inocente y reverentemente. Fui y me le atravesé por su real camino. Sir Hernán me miró de pies a cabeza como si yo fuese un microbio, y eso que yo sin los tacones de acomplejado que él usa soy más alto aún. Con su mirada cargada de desprecio, él me hizo recordar un viejo episodio de mi vida estudiantil allá en las Europas. Había un pequeñísimo ciudadano de la República Africana de Burundi. Su color era casi morado y se parecía mucho a un ave llamada kiwi, apodo que mis amigos alajuelenses de inmediato le calzaron. Pues resulta que este amigo africano, siempre que me topaba en algún lugar de la Universidad o de la Residencia, se postraba sobre el piso y me hacía unas reverencias tan repugnantes que un día tuve que apañarlo y preguntarle por qué lo hacía. Me dijo que allá en su país, ante los hombres blancos y altos como yo, había que inclinarse y reverenciarlos. Me costó mucho convencerlo de la inutilidad de ese ritual pero lo logré. Luego fuimos entrañables hermanos y en broma yo lo cargaba sobre mis espaldas y lo paseaba por los corredores burlándonos de los esclavistas. Mi amigo pasó de ser la gallina que picotea el suelo al Águila liberada que surca los cielos. Pues en el hotel La Condesa, ante Von Med Ford y su resentida mirada camuflada de vanidad, yo me sentí como mi viejo amigo “Kiwi! Yo estaba de rodillas sobre el piso y el Buana Jim era un entrenador de pelota. Le gané la apuesta a mi amigo: le cambié la hojita autografiada por un litro de escocés, y mi amigo también logró su cometido: Le clavó los alfileres a la firma del Rey contra el piso de su casa y tome chichí…Herediano 3 y Saprissa 1. A lo mejor en estos días de TLC negocie con mi amigo el amuleto medformiano. Gracias a la providencia, jamás he vuelto a ver en vivo al Sir, sólo sé por la TV que a él le fascina y lo ciega, que gusta de tirarle su carro encima a los niños indefensos. También sé que ahora es “el profesor Medford”, y viera Usted don Benjamín Mayorga, yo trabajé formando profesores y profesoras en la UCR durante casi cuarenta años y jamás lo vi en sus aulas. Le he preguntado a colegas míos de las otras universidades serias y tampoco lo vieron ni en los cursos que se llaman “libres”, o sea, que no tienen requisitos. Aunque pueda ser que a Don Hernán lo hicieron “profesor” en la Facultad de Ciencias Ocultas de la Universidad Arqueológica Subacuática Saint Rin Tin Tin. Pero eso no viene al caso, aunque el “profesor” jamás se quite el birrete que dan en esa universidad: ¡la típica gorra yanqui!

Finalmente, don Benjamín Mayorga, comparto con Usted este deseo. Yo soy profesor jubilado de la Universidad de Costa Rica. A ella llegué con dos títulos de grado y uno de posgrado. Luego ella me otorgó otro, de posgrado también. A mi padre zapatero y a mi madre cocinera de hospital no les costó un cinco mi formación profesional. La pagó mi generoso pueblo con su Estado Social de Derecho. Ese fue el mejor TRATADO que firmaron mis antepasados para asegurar el futuro mío, el de mis hijos y el de mis nietos. Pero le decía que quiero compartir un deseo: el deseo de heredarle a Usted eso que llaman “ser Catedrático”, categoría muy honrosa que no sólo se gana con títulos sino con mucho HONOR, y por lo que le he contado en esta carta, Usted para honra de Costa Rica hace derroche de él. Yo como persona mayor puedo heredar lo que desee. Entonces lo hago, porque sé que en sus manos y en su corazón, estará en el mejor lugar. No así por el otro camino, el de la anemia de conceptos y profusión de adjetivos vacíos; comparsa anodina de esbirros, testaferros y alfombreros; buscadores baratos de filias y fobias cuya diligencia es propia de las sectas o de las mafias, cuyo círculo “cultural” hegemónico se babea recusando la complacencia y el vasallaje ante sus amos del Norte.
¡Este abrazo para Usted, Don Benjamín Mayorga!